Esos sus bellos ojos hoy me miran
y no alcanzan a ver cuánta ternura
se esconde en mi mirar y en esa oscura
tristeza de mis ojos que deliran
sin los suyos, que alegremente giran
como una noria extraña, que tortura
y sumerge mi mente en la locura,
al ver que sus miradas se retiran.
No sé qué estáis pensando en este instante,
tal vez imagináis que haya otros ojos
tan hermosos y bellos como aquéllos
que con un guiño alegre, exuberante,
por una senda limpia y sin abrojos,
me enseñen de la vida los destellos.
(
El Limonero de Homero I)
No hay comentarios:
Publicar un comentario