CRÓNICA DE PASCUAL CASAÑ
Foto de José Luis Vila |
FRANCISCO
MORALES, LA POESÍA HUMANISTA
Con el poeta jienense Francisco Morales se
cerró, el pasado 29 de mayo, el 2º Curso de “Poetas en el Ateneo”. Condujeron
el acto Vicente Barberá y Ricardo Bellveser.
Morales es fiel representante de la poesía
conocida como Humanismo
solidario, por su compromiso personal y sus valores
estéticos: “Los sentimientos y las emociones no son completamente personales,
sino que en cierto modo pertenecen también a la colectividad. Se debe
trascender la subjetividad del individuo y reconocer el ser que piensa en el
otro. El Humanismo Solidario, sin duda, amplía el campo de acción de los y las
poetas”.
Profesor Titular de Universidad, es – tal como glosó Ricardo Bellveser – académico
de la Academia
de Buenas Letras de Granada, académico de la Academia de las Artes Escénicas de España, presidente
de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios,
presidente de la Asociación Internacional Humanismo Solidario, miembro
del Grupo de Investigación 159 HUM de la Junta de Andalucía sobre
"Recuperación del Patrimonio Literario Andaluz", así como presidente del jurado que concede el Premio
Andalucía de la Crítica.
Como
es habitual, Vicente Barberá sometió al poeta a sus preguntas y le hizo
recordar momentos entrañables: “En mi familia hay una vena artística que ha
llegado hasta mí y que espero que perdure en mi hijo. Mi abuelo era una especie
de ‘trovero’, tenía mucha facilidad para hacer cuartetas y para cantar
flamenco”. Yo creo que soy heredero de esa sensibilidad artística.
–
¿Algún recuerdo desagradable de tu infancia? – inquiere Barberá.
– Pues
precisamente un hecho que tuvo relación con mi llegada a Granada – responde el
poeta. – Un grupo de niños me recibió prácticamente a pedradas. Nunca olvidaré
ese hecho. Cosas de niños de entonces, pero que conservo en la memoria.
– Cultivas el llamado Teatro Canibal, ¿de qué se trata?
– Es una actualización de una vía del teatro
esperpéntico español: personajes que viven situaciones normales y que, a partir
de una experiencia concreta, empiezan a vivir situaciones completamente
distintas, que podríamos calificar como distorsionantes de la realidad.
– ¿Qué
opinas de esa poesía tan difícil de entender para el lector?
– La
poesía no es solo entendimiento de la misma, es también musicalidad. La
comprensión es algo relativo que, en muchos casos, depende del lector. El poeta
debe ser libre. Hay poesía que no tiene por qué ser interpretada y que puede
despertar emoción en los lectores.
La serie de preguntas fue alternada con la intervención de tres poetas
que recitaron algunos poemas de Francisco Morales: Elga Reátegui, Virgilio
Fuero y Juan Luis Bedins. Tras ellos, el mismo poeta deleitó al público con la
lectura de tres de sus poemas: “Un cine llamado invierno”, “Solo la gravedad” y
“El verbo de las cacerolas”.
Y, como siempre, el acto finalizó con las preguntas del público, parte
de él muy joven. Así, César, un niño de diez años quiso saber cuál era el poema
preferido de Morales. A lo que el poeta respondió que “el último que he leído:
El verbo de las cacerolas”.
En definitiva, un colofón espléndido para
clausurar este 2º curso de poesía. Todo un acierto de Ricardo Bellveser y
Vicente Barberá en elegir a F. Morales para protagonizar una tarde poética que
permanecerá en la memoria de los asistentes. Y una felicitación y un deseo
expresado por todos ellos: felicitación a Vicente Bosch (que tuvo que
ausentarse del acto) y a Barberá por esta bonita y prestigiosa iniciativa de
“Poetas en el Ateneo”; y deseo expreso por la continuidad de la misma durante el
curso próximo.
Pascual Casañ
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