martes, 23 de octubre de 2018

VICENTE BARBERÁ EN POETAS EN EL ATENEO XX EL 30-10-18

(Foto de José Luis Vila)

LA SOLEDAD DE TI, A VECES, ES COMO UN CASTIGO


Yo te vi al otro lado de mi carne,
sentí tus ojos vítreos clavados en mi vientre
que se mostraba a ti desde esta ría.
Dolors Alberola

No eres de aquí sino del otro lado
del lado donde lloran las hormigas
junto a la nieve oscura de la noche:
del lado de los miedos y las sombras.
Allí estás siempre solo y dolorido
con el cristal quebrando tus arterias,
perdida la mirada en el infierno
y no sabes qué hacer ni qué pensar.

Y yo que estoy aquí en este lado
iluminada, ardiendo de ilusiones,
con estrellas de pétalos de rosa
y amaneceres verdes de albahaca
tejidos con urdimbre de claveles,
me baño en este mar plata y azul
que surge como rama de las nubes
bajo el dorado sol de primavera.

Toda mi fantasía en un suspiro
y tú en el otro lado tosco y gris
donde moran los hierros y el cemento
y las espigas pierden su cordura.

Y entre los dos, se cierne una distancia
inescrutable llena de gusanos
indelebles, de arrugas y serpientes,
de ladrillos y polvo de ceniz
a:
una línea invisible que desune 
dos lados, que son bordes de un abismo.

Pero ahora me acerco a tu presencia
y sé que alumbrarás la geometría
de tu infinita alcoba de marfil,
que abrazarás mi cuerpo con tu música
aunque arranques a tiras la piel de mis costados.

domingo, 21 de octubre de 2018

VICENTE BARBERÁ EN POETAS EN EL ATENEO XX



QUE NO SE ACABE EL TIEMPO 
Por eso ven,
que no se acabe el tiempo,
que podamos gozar
de lo que queda nuestro,
y que cada mañana
la plenitud de un beso
ayude a que mi mano
te escriba nuevos versos.

martes, 16 de octubre de 2018

VICENTE BARBERÁ ALBALAT EN EL ATENEO MERCANTIL DE VALENCIA, EL 16-10-18 A LAS 19:15


NO SE PERDIÓ EL AMOR EN EL OLVIDO

Estos muebles añoran tu mirada.
La casa donde habitan está sola.
No es la misma sin ti.
No es la misma.
Ni las fotos retienen tu presencia.

Es invierno y el frío me atenaza.
El aire invade
los huesos de la noche.
El tiempo es infinito
sin el temblor azul de tu sonrisa.
Tu eco lejanísimo no asoma por la puerta.
Ahora el cielo es gris.
A veces, calma y desespero vano
para quienes habitan esta casa
sin vida y en lo oscuro.

La contumaz distancia
subsiste, permanece
y busco en su victoria
la causa de tu ausencia.

No se perdió el amor en el olvido.
Tu esencia permanece en el espacio
y en los muros limados de la iglesia
que surgen de un extremo de la plaza,
donde una escasa luz mantiene sucio
el tímpano roído de su pórtico.

Y la gente,
como sombra de un bosque enmudecido,
avanza día a día
sobre la piedra transitada
que el tiempo ha transformado
en espacio de roces y desgaste.

Tu risa destacaba como luz
de antiguas complacencias.
Hoy es nada y sus ecos ya no suenan.
Tal vez te encuentres lejos
con un bolso repleto de inmensa soledad.

No se perdió el amor en el olvido.
Tus besos y locuras
son ríos que se fueron.
Hoy todo es un enigma
y el eco de mi cama
suspira por tu aliento.

Tu forma, impermanente, se diluye.
Sólo el amor persiste en mi recuerdo.


(De Después del amor, Olélibros, 2018)

sábado, 13 de octubre de 2018

VICENTE BARBERÁ ALBALAT EN EL ATENEO MERCANTIL DE VALENCIA, EL 16-10-18 A LAS 19:15




LA SOLEDAD DE TI, A VECES, ES COMO UN CASTIGO

Yo te vi al otro lado de mi carne,
sentí tus ojos vítreos clavados en mi vientre
que se mostraba a ti desde esta ría.
Dolors Alberola

No eres de aquí sino del otro lado
del lado donde lloran las hormigas
junto a la nieve oscura de la noche:
del lado de los miedos y las sombras.
Allí estás siempre solo y dolorido
con el cristal quebrando tus arterias,
perdida la mirada en el infierno
y no sabes qué hacer ni qué pensar.

Y yo que estoy aquí en este lado
iluminada, ardiendo de ilusiones,
con estrellas de pétalos de rosas
y amaneceres verdes de albahaca
tejidos con urdimbres y claveles,
me baño en este mar plata y azul
que surge como rama de las nubes
bajo el dorado sol de primavera.

Toda mi fantasía en un suspiro
y tú en el otro lado tosco y gris
donde moran los hierros y el cemento
y las espigas pierden su cordura.

Y entre los dos, se cierne una distancia
inescrutable llena de gusanos
indelebles, de arrugas y serpientes,
de ladrillos y polvo de ceniza:
una línea invisible que desune
dos lados, que son bordes de un abismo.

Pero ahora me acerco a tu presencia
y sé que alumbrarás la geometría
de tu infinita alcoba de marfil,
que abrazarás mi cuerpo con tu música
aunque arranques a tiras la piel de mis costados.

(De Después del amor, Olélibros, 2018)

miércoles, 10 de octubre de 2018

VICENTE BARBERÁ EN EL ATENEO MERCANTIL DE VALENCIA, EL MARTES 16 A LAS 19:15

Luna llena de Málaga, el 26-09-18

EL DÍA QUE TE VAYAS

The blood jet is poetry,
There is no stopping it.
(SYLVIA PLATH)

El día que te vayas una fuente de sangre
brotará en mi jardín de estériles delicias.
Cuando luego te fundas,
en busca de una luz,
en el zoo infinito de la vida
y el párpado del tiempo te la oculte,
ese día
ya no veré en tus ojos
la esmeralda entrañable de tu antigua mirada,
siempre por rayos verdes adornados.

Ese día, mis lágrimas serán
afán de un corazón desesperado;
la belleza ondulada de tu pelo
no sentiré al mirarte.
En el umbral de tus mentiras
ya no habrá más abrazos
ni heridas ni locuras.
El alma, a girones,
crujirá como bota sobre broza de otoño.
Rotos los decorados del amor,
ocupará el olvido sus latidos.

Hoy,
después de tantas lunas que te fuiste,
si pretendes entrar al calor de mi alcoba,
no me verás dispuesta:
mi alma vagará
sobre frondas arbóreas del bosque que adoraste.

Sin delirio en los besos un pájaro del trueno
transformará caricias en relámpagos
y, en sus límites,
esconderé mi angustia.

Si lloro al contemplarte, marchita la ilusión
(que un día hollaste
con tus botas de barro);
si lloro al verte,
mis lágrimas serán nostalgia de otro tiempo
aunque tu daga roja
se clave nuevamente en mis carnes dormidas.


(De Después del amor, Olélibros, 2018)

lunes, 8 de octubre de 2018

VICENTE BARBERÁ EN EL ATENEO DE VALENCIA


DE TANTAS COSAS

De la media noche del noveno mes
Whitman


De la luna apoyada en la montaña.
De las ramas moviendo su hondísimo rumor.
De las casas perdidas, sin historia,
     con los tejados de cobijas huecas
     en lugares inhóspitos.
De las cuevas repletas de broza en sus costados.
De horizontes de olivo y espadañas de espliego.
Del pozo donde el agua regaba nuestras risas.
De todo aquello, madre, que inundaba de gozo
     la mi perdida infancia.

Y también
     de las noches de espanto, de bombas y metralla.

De todo aquello, madre,
                                   háblame.
Háblame de tu duelo entre tantas ortigas,
     de la guerra que hirió tus recónditos miedos,
     del noveno desgarro de tu parto,
     de tu alegre tristeza.

Háblame de la tarde en que murió la luz
                             y abandonó la música tu boca,
                  de aquellos largos días de tantísimo llanto,
                  de la noche de sables que te hundió en las tinieblas.

Háblame, madre,
porque si no me hablas
seguiré sin saber
por qué fuiste la estrella
de mis ojos ausentes
cuando yo no veía
tus párpados hinchados
de tanto amor vertido.

Por eso lloro, madre,
cuando tú no me acunas
en mis noches de insomnio.

(de Después del amor, Olélibros, 2018)