Si contemplo tu radiante rostro
de esperanza lleno,
y me acerco despacio a tu lado
y te abrazo y miro,
al apreciar tus cerrados ojos
de un velo cubiertos,
recuerdo aquel día lejano
sencillo y hermoso
que me diste un beso.
Vicente Barberá, Ciudad, de Gandía, 1964.
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