Se fue
entre el rocío del amanecer.
Se fue
cantando al marinero ausente
y a la madre,
entre pañuelos de seda.
Se fue
cantando entre sábanas de armiño,
como una señora
en la bahía de su amor;
como una ola
henchida en el océano,
secuestrada por las amarras
a pesar de todo.
Me hubiera gustado tanto
que el roce del agua
fundiera su rostro
en la historia del canto…
Se fue
con los ojos cerrados
y sabores humanos.
Se fue
y allá, seguirá cantando
al amor, a la vida, al azul…,
brillando como una estrella
en el hueco de sus manos.
1 comentario:
"en la bahía de su amor", "en el hueco de sus manos" Tienes una rara habilidad, Vicente, para asociar de manera peculiar lugares y sentimientos. No me extraña que seas un espeleólogo de la felicidad.
Estaremos atentos a tu mapa.
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