Ganador del XVIII Certamen Poético, en castellano, para socios de la Agrupación Literaria Amigos de la Poesía.
Joaquín Riñón Rey |
EL MAR
¡Cuánto dolor,
belleza!
(De Nostaljia del mar)
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Al declinar la tarde de un otoño
claro, me he detenido frente al mar
para sentir más dulce mi tristeza,
pues es el mar la imagen
que revela lo más humano para el hombre:
su delicada luz de santuario
y un mundo que se duerme
bajo el sudario de las olas.
La melodía de su sordo
rumor pronto penetra en mi conciencia
vacía y me consuela de este ruido
interior que me habita,
mientras
un silencio de luz callada
acompaña a los barcos que navegan
sobre la superficie armónica del agua,
y un aire de acendrados perfumes se respira
ante tanto pulmón de agua temblante,
tanto cáliz de amor de verde brillo,
tanto cielo de soplo y llama
que invoca a los recuerdos a salir de su abrojo.
Mas si, por un instante,
el viento,
en su extravío,
pierde sus límites,
entonces todo pesa entero,
todo es tránsito sordo que camina
arrastrando hasta abajo mástiles,
antenas y racimos de hombres de mar honestos,
porque sé que el mar es también la mar
que rumia tempestades remotas de otras músicas,
el lenguaje ritual de la ceniza,
la infatigable cápsula estallante,
donde el hombre en su afán
de sostener la vida
navega hacia su propia tumba.
Y ahora
(cuando vuelvo a mirar aquellos barcos,
ya sólo puntos en la lejanía),
noto cómo trasminan por mis zahondados pies
los círculos de espuma
que vienen a morir hasta la orilla,
a la vez que
la consistencia real de un aire suave
me desvela,
y me hace ver cómo la inmensidad
de su presencia insomne
magnifica
lo que de verdad hay en mí:
la bella sinrazón del retorno a mi voz
sin forma de vacío.
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