Tomás Motos comentando su obra. |
TOMÁS
MOTOS
El
02-02-12, en una de las conferencias mensuales que organiza la Comisión de
Formación de la Asociación de Profesores Jubilados de la Universidad de
Valencia, Tomás Motos nos obsequió con una interesantísima conferencia sobre la
azarosa vida de la poeta norteamericana Sylvia Plath (1932-1963). Una de las
poetas malditas que se suicidó después de varios intentos metiendo su cabeza en
una cocina de gas dejando a dos hijos de corta edad en la habitación contigua.
Atormentada por la muerte de su padre y las veleidades de su esposo (otro gran
poeta, Ted Hughes, de Gran Gretaña),
y aquejada de síntomas de
personalidad múltiple, su obra, a pesar de no ser extensa, ha sido una de las
más estudiadas de manera que puede ser considerada una de las mejores poetas de
habla inglesa del siglo XX. Su poemario más conocido es RIEL y fue publicado
por primera vez en 1962.
Pues
bien, nuestro amigo, profesor de Universidad, en aquella fecha ya nos adelantó
su intención de publicar una obra de su vida y de representarla teatralmente.
La presentó el día 6 de este mes en la Sala Espacio Inestable, de Valencia. El
libro se titula SYLVIA, LA LEONA DE DIOS y en la representación teatral intervinieron
numerosas personas que de manera didáctica nos dieron a conocer los aspectos
más relevantes de su vida.
La
enhorabuena para nuestro buen amigo Tomás y agradecerle el esfuerzo e
investigación llevada a cabo para conseguir ahondar en tantas facetas de al
vida de esta apasionante escritora.
Canción
de la mañana
El amor
te puso a funcionar como un gordo reloj de oro.
La
partera te palmoteó las plantas de los pies, y tu llanto calvo
se
acomodó entre los elementos.
Nuestras
voces resuenan, magnificando tu llegada. Nueva estatua.
En un
museo de ráfagas, tu desnudez ensombrece
nuestra
seguridad. Te rodeamos como paredes blanqueadas.
Soy tu
madre tanto
como lo
es la nube que destila un espejo para reflejar su propio
desvanecimiento
a manos de la lentitud del viento.
Toda la
noche tu aliento de polilla
jadea
entre el opaco rosado de las rosas. Me despierto a escuchar:
un
lejano mar se revuelve en mi oído.
Un
llanto, y me levanto de la cama, con una pesadez vacuna y floral
en mi
bata Victoriana.
Tu boca
se abre tan limpia como la de un gato. El marco de la ventana
palidece
y se traga sus estrellas lánguidas. Y ahora ensayas
tus
escasas notas;
las
claras vocales se elevan como globos.
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