LA NUBE ROJA
A mis nietos Marc y Eric
La Princesa corrió
tras la nube roja,
corrió, corrió…
Corrió y perdió
un zapatito verde,
un collar de
corazones
y un anillo de
cristal.
No me hizo caso.
Y se lo dije:
—¡No corras tras la
nube roja!
Prefirió fiarse
del dragón…
Y de la serpiente:
—Mira, la nube roja lo trae todo. En su
interior hay tesoros y riquezas… Y está el Príncipe Azul.
No me hizo caso.
Cogió una escalera
y Job le dijo:
—¿Para qué subes a la nube roja? No vale la
pena. Mejor que camines, que sudes y que las piedras desnudes.
No encontró al
Príncipe Azul
ni a las estrellas
doradas…
Y se consumió de
pena.
(Vicente Barberá Albalat, El Limonero de Homero IV, Páginacero, 2017)
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