(Fotografía de José Luis Vila) |
LLUVIA
Lluvioso
el tiempo está. Lluvioso y triste.
Las hojas
del jardín brillan de plata,
parece que
se miren de soslayo
mientras
las gotas caen lentamente.
Ellas aman
la lluvia y yo la observo
con la
mirada puesta en el pasado,
transitando
veloz por mis caminos
las rutas
sin descanso recorridas.
De norte a
sur y en todas direcciones
con su
música azul la lluvia barre
las
telarañas grises y amarillas
que
ocultan mis ciudades de deleite:
Buenos
Aires, Nueva York, Berna,
de
amaneceres verdes bajo el agua;
San
Francisco, El Cairo y Londres
de
atardeceres rojos e imprecisos.
Vuelvo al
jardín y escucho el chapoteo
de las
gotas que caen sin cesar.
En mi
cabeza torpe se entremezclan
sin luz en
la mirada los recuerdos.
Las nubes
se pasean y detienen
a su
antojo y el aire distraído,
displicente,
con olas me saluda.
Mirando al
interior de mis ensueños
parece que
la lluvia me susurre
que prepare de nuevo el equipaje.
que prepare de nuevo el equipaje.
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