Juan Luis Bedins en el centro |
Al igual que Vicente Barberá,
Antonio Mayor pertenece al grupo poético El
Limonero de Homero, compuesto también por María Teresa Espasa, Joaquín
Riñón y Blas Muñoz Pizarro; y en sus inicios, por José Luis Prieto, cuando aún
no se hallaba en el grupo Mª Teresa Espasa.
La obra de Antonio Mayor, dividida
en seis partes, concentra en su itinerario una sensibilidad transida por la
naturaleza y enriquecida por esa capacidad de síntesis que hace del libro un
modelo de contención, no imaginativa, sino más bien narrativa. Así, pues, lo
que quiere transmitir no es nada que pudiera decirse de otro modo sino con la
poesía. El prólogo, de Blas Muñoz Pizarro, profundizando en su vida y obra,
ofrece un magnífico ejemplo de sutil análisis y extrae de su Poética publicada
en El Limonero de Homero II unas
palabras del propio Mayor que definen mejor que nadie podría hacerlo la
significación de sus versos:
<<… Ante todo, para mí, la poesía es un
método de conocimiento de la realidad, pero también un procedimiento para crear otra realidad; entre ambos cometidos trato de colocar yo mi poema.
// Por otra parte, la materia con que está construido el artefacto poético es
el lenguaje, un sistema de signos que es convencional y fungible, es decir, que
se gasta, que es caprichoso, que no es del todo apto para expresar lo que uno
quiere decir, por eso yo trato de forzar ese sistema, trato de comprobar sus
límites, y a veces trato de inventar nuevos segmentos de lenguajes (giros,
usos, sintaxis, nuevas pragmáticas, etc.) >>.
Antonio Mayor es doctor en Filología
y fue Jefe de Estudios en Cheste, en la Universidad Laboral, así como jefe de
misiones de Cooperación Técnica de España en Costa Rica y, a su regreso a
España, ejerció la enseñanza en la Escuela de Magisterio de Cheste y finalmente
como catedrático en el IES Luis Vives de Valencia.
Mayor comenzó sus actividades
literarias en revistas castellanas a las que él contribuyó con su quehacer y a
veces con sus iniciativas editoriales. Sus actividades profesionales le
obligaron a permanecer en silencio poético a lo largo de cuarenta y cinco años hasta
su inclusión en el grupo literario El
Limonero de Homero. Afortunadamente para la poesía reinició su relación con
ella y ahora nos presenta sus versos plenos de significación y cargados de la
potencia que les ha dado el paso del tiempo. Dice Blas Muñoz:
“ Cuando uno se adentra en estos poemas, se ve envuelto en una cadencia
rítmica que no obedece a la preceptiva de la métrica sino a la reiteración de
símbolos y sonidos que van tejiendo una compleja red de significados
recurrentes en su polivalencia semántica: símbolos que son disémicos en un
poema se convierten en plurisémicos al simbolizar otras realidades en poemas
posteriores ( … ) En definitiva, este bosque de Antonio Mayor viene a ser el
espacio de la vida, de la suya y de la nuestra también, como lectores… ’
El libro se abre con una cita de
Rainer Mª Rilke. Dice: “El bosque eres tú del que nunca salimos’’. Y contempla
disposiciones como esta:
“ Senderos vuelan bajo los árboles
que cierran verde un cielo ausente.
Nos cruzamos. Yo iba, tú venías.
Con los cabos de vida hicimos
el nudo del amor y la muerte. ´´
O esta:
“ Prisma
privado de apariencia.
Ciega luz mete
su cabeza en la arista:
abanico
espantado, vuelo.
Polícromo mirlo
dice su amplitud de ala.
Todo el bosque
"
(Todo el bosque)
Las restantes partes del libro se abren con
significativas notas de Gaius Plinius, Vicente Valero, otra vez Rilke, Edmond
Jabès y Antonio Gamoneda.
El poema número X Dice:
“ Agujas del
deseo tejen solo nebulosa.
Yo no tengo
diafragma para la nitidez.
Tu rostro huyó
con otro nombre
hacia
regiones de nieve perpetua y blando olvido "
Vemos cómo el autor esencializa la
realidad hasta convertirla en un todo orgánico cuya fuerza radica en unos
signos que la reiteración carga de potencia psíquica hasta conseguir
convertirlos en materia trascendente al modo de los simbolistas.
En resumen, observamos una intensa
capacidad de síntesis, acumulación metafórica que se abre a un profundo sistema simbolizante, un
entremezclar de sugerencias, una organización compleja de lo sensitivo y de la
sensualidad a través de una poesía amorosa que descubre la desnudez anímica de
la musa. Y el olvido como núcleo temático, así como la nada, el frío de la
vida, una meditación sobre la vida, disímil en su significación. El libro
finaliza con un Colofón en forma de
prosa poética que dice:
“ Para entrar en el bosque hay que dejarse atrás a uno mismo, en la boca
del monte, con la palabra en la boca, y entrar puro, exento de comunión, mudo;
y esperar en el claro la epifanía… "
Estamos, pues, ante un libro que,
sujeto a su circunstancia de ser una proyección del poeta a través de un largo
lapso de tiempo, logra condensar una
suerte de poética basada en la búsqueda de la belleza y del lenguaje
genuinamente poético. Un gran libro, sin duda.
(Presentación de Juan L. Bedins con motivo del recital de Vicente Barberá y Antonio Mayor en la librería Primado, el 03-03-15)
(Presentación de Juan L. Bedins con motivo del recital de Vicente Barberá y Antonio Mayor en la librería Primado, el 03-03-15)
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