martes, 24 de marzo de 2015

JUAN LUIS BEDINS

Juan Luis Bedins en el centro
Antonio Mayor, es un poeta de la concisión, un esteta del verso libre, que en su libro Largo lamento de breves, subtitulado Breviario del bosque, ofrece unos poemas de corta extensión pero llenos de la sabiduría de una literatura meditada a través del tiempo, llena de misterio, críptica a veces, por tanto, dada la intensidad emocional y, quizá, sobre todo, sensitiva de su verso. El libro ha sido Premio Literario Gobierno de Cantabria 2013, Internacional de Poesía Gerardo Diego.

Al igual que Vicente Barberá, Antonio Mayor pertenece al grupo poético El Limonero de Homero, compuesto también por María Teresa Espasa, Joaquín Riñón y Blas Muñoz Pizarro; y en sus inicios, por José Luis Prieto, cuando aún no se hallaba en el grupo Mª Teresa Espasa.

La obra de Antonio Mayor, dividida en seis partes, concentra en su itinerario una sensibilidad transida por la naturaleza y enriquecida por esa capacidad de síntesis que hace del libro un modelo de contención, no imaginativa, sino más bien narrativa. Así, pues, lo que quiere transmitir no es nada que pudiera decirse de otro modo sino con la poesía. El prólogo, de Blas Muñoz Pizarro, profundizando en su vida y obra, ofrece un magnífico ejemplo de sutil análisis y extrae de su Poética publicada en El Limonero de Homero II unas palabras del propio Mayor que definen mejor que nadie podría hacerlo la significación de sus versos:
<<… Ante todo, para mí, la poesía es un  método de conocimiento de la realidad, pero también un  procedimiento para crear otra realidad; entre ambos cometidos trato de colocar yo mi poema. // Por otra parte, la materia con que está construido el artefacto poético es el lenguaje, un sistema de signos que es convencional y fungible, es decir, que se gasta, que es caprichoso, que no es del todo apto para expresar lo que uno quiere decir, por eso yo trato de forzar ese sistema, trato de comprobar sus límites, y a veces trato de inventar nuevos segmentos de lenguajes (giros, usos, sintaxis, nuevas pragmáticas, etc.) >>.

Antonio Mayor es doctor en Filología y fue Jefe de Estudios en Cheste, en la Universidad Laboral, así como jefe de misiones de Cooperación Técnica de España en Costa Rica y, a su regreso a España, ejerció la enseñanza en la Escuela de Magisterio de Cheste y finalmente como catedrático en el IES Luis Vives de Valencia.

Mayor comenzó sus actividades literarias en revistas castellanas a las que él contribuyó con su quehacer y a veces con sus iniciativas editoriales. Sus actividades profesionales le obligaron a permanecer en silencio poético a lo largo de cuarenta y cinco años hasta su inclusión en el grupo literario El Limonero de Homero. Afortunadamente para la poesía reinició su relación con ella y ahora nos presenta sus versos plenos de significación y cargados de la potencia que les ha dado el paso del tiempo. Dice Blas Muñoz:

     “ Cuando uno se adentra en estos poemas, se ve envuelto en una cadencia rítmica que no obedece a la preceptiva de la métrica sino a la reiteración de símbolos y sonidos que van tejiendo una compleja red de significados recurrentes en su polivalencia semántica: símbolos que son disémicos en un poema se convierten en plurisémicos al simbolizar otras realidades en poemas posteriores ( … ) En definitiva, este bosque de Antonio Mayor viene a ser el espacio de la vida, de la suya y de la nuestra también, como lectores… ’

El libro se abre con una cita de Rainer Mª Rilke. Dice: “El bosque eres tú del que nunca salimos’’. Y contempla disposiciones como esta:
     “ Senderos vuelan bajo los árboles
      que cierran verde un cielo ausente.
      Nos cruzamos. Yo iba, tú venías.
      Con los cabos de vida hicimos
      el nudo del amor y la muerte. ´´

     O esta:

                                “ Prisma privado de apariencia.
                                Ciega luz mete su cabeza en la arista:
                                abanico espantado, vuelo.
                                Polícromo mirlo dice su amplitud de ala.
                                Todo el bosque "

                                         (Todo el bosque)

 Las restantes partes del libro se abren con significativas notas de Gaius Plinius, Vicente Valero, otra vez Rilke, Edmond Jabès y Antonio Gamoneda.
    
     El poema número X Dice:

                                “ Agujas del deseo tejen solo nebulosa.
                                Yo no tengo diafragma para la nitidez.
                                Tu rostro huyó con otro nombre
                                  hacia regiones de nieve perpetua y blando olvido "
Vemos cómo el autor esencializa la realidad hasta convertirla en un todo orgánico cuya fuerza radica en unos signos que la reiteración carga de potencia psíquica hasta conseguir convertirlos en materia trascendente al modo de los simbolistas.

En resumen, observamos una intensa capacidad de síntesis, acumulación metafórica que se abre a un  profundo sistema simbolizante, un entremezclar de sugerencias, una organización compleja de lo sensitivo y de la sensualidad a través de una poesía amorosa que descubre la desnudez anímica de la musa. Y el olvido como núcleo temático, así como la nada, el frío de la vida, una meditación sobre la vida, disímil en su significación. El libro finaliza con un Colofón en forma de prosa poética que dice:

     “ Para entrar en el bosque hay que dejarse atrás a uno mismo, en la boca del monte, con la palabra en la boca, y entrar puro, exento de comunión, mudo; y esperar en el claro la epifanía… "


Estamos, pues, ante un libro que, sujeto a su circunstancia de ser una proyección del poeta a través de un largo lapso  de tiempo, logra condensar una suerte de poética basada en la búsqueda de la belleza y del lenguaje genuinamente poético. Un gran libro, sin duda.

(Presentación de Juan L. Bedins con motivo del recital de Vicente Barberá y Antonio Mayor en la librería Primado, el 03-03-15)

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