ENRIQUE GRACIA TRINIDAD
es un gran personaje y extraordinario poeta, ganador de numerosos
premios literarios importantes. Además, dibuja, hace teatro, recita con una voz
y un estilo envidiable y, entre otras muchas cosas que sin duda ignoro,
organiza cursos como el que se inició hace cuatro años en el Monasterio de
Gilet, donde tuve la ocasión de conocerle. Desde entonces me honro de tenerlo
como amigo y maestro especialmente en eso de la lectura e interpretación
poética.
El 18 de
septiembre de 2018, con motivo del 50 aniversario de la muerte del poeta León
Felipe, tuve la oportunidad de compartir con él un recital preparado al
respecto por el Ateneo de Madrid, que presentó Federico Mayor Zaragoza. Es un
rapsoda impresionante con una voz inconfundible que atraviesa las paredes.
He asistido a los
cuatro encuentros de Gilet y gracias a ellos he conocido a numerosos poetas del
resto del país que se congregan en ese maravilloso lugar compartiendo mesa y
mantel durante un fin de semana en cada ocasión. En el segundo encuentro me
regaló sus libros: Pentimento y Restos de almanaque. Del primero ya hice
una reseña en FG. En ambos me obsequió con sendas caricaturas que pinta al lado
de las dedicatorias. Son como un tesoro que guardo con mucho cariño y aprecio.
En este último encuentro me ha obsequiado con Butaca de entresuelo, de 2010, poemario muy interesante en el que
se refiere a esas películas ya grabadas en nuestra memoria para siempre tales
como El Gran Dictador, Con faldas y a lo
loco, Blade Runner, Ben-Hur, Viva Zapata, y hasta 32.
Todo un lujo de
poemas creativos, desenfadados, con detalles de humor y un aire de alegría de
vivir sorprendente, pero lo más extraordinario es la utilización casi siempre
de versos alejandrinos o de número impar de sílabas, especialmente
endecasílabos, con acento tónico en la sexta o en la cuarta y octava. Y todo
ello con un lenguaje sencillo sin apenas metáforas.
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