LA HERIDA DE UNA MADRE
I
Cómo darte las gracias,
por todas tus bendiciones.
por todas tus bendiciones.
Minerva Dirksz
Aquel reloj no deja de mirarme:
sus saetas, las horas y los cuartos,
inquietan a mi madre que no cesa
de lamentar que el tiempo se detiene.
sus saetas, las horas y los cuartos,
inquietan a mi madre que no cesa
de lamentar que el tiempo se detiene.
Y yo también compruebo que no
avanza
cuando ya nada esperas de la tarde
en una habitación sencilla y triste
donde las rocas mueren lentamente.
cuando ya nada esperas de la tarde
en una habitación sencilla y triste
donde las rocas mueren lentamente.
Una mesa, la estufa y tres
sillones,
las quejas incoherentes de mi madre,
las fotos, en la cómoda enmarcadas,
las quejas incoherentes de mi madre,
las fotos, en la cómoda enmarcadas,
me traen el recuerdo de sus
llantos
y sus palabras en el aire flotan
mientras me quedo solo con mi sueño.
y sus palabras en el aire flotan
mientras me quedo solo con mi sueño.
(De Después del amor, Olélibros, 2018)
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