Estimados amigos:
Cuando ya hace algún tiempo presenté por primera vez Después del amor, que
dicho sea de paso tantas satisfacciones me ha dado, pensé que era
imprescindible preparar el acto con una gran meticulosidad como si se tratara de
dar una conferencia sobre el amor. Así busqué frases, opiniones de grandes poetas
y todo tipo de añadidos posibles. Incluso me atrevía a clasificar los tipos de
amor de los que trataba el poemario. ¡Nada menos que de 19! Después del tiempo
transcurrido —lo que son las cosas— no me atrevería a tanto, pero sí recuerdo
dos versos terribles, qué cité por lo realistas pese a tratarse de un poeta romántico como Novalis:
“No temáis ya: el atardecer comienza
para aquellos que aman y se afligen”.
para aquellos que aman y se afligen”.
Hoy, que
consumimos tantos poemas a veces incomprensibles, nos aterra tanta dureza y claridad en solo dos versos del final del “Himno VI” de Himnos a la noche. La añoranza de otros tiempos, muchas veces nos
hace sufrir ante el atardecer que comienza:
WOMAN
Ruther Park, Manhattan, julio de 2009.
Mujer
de caderas hermosas
con un rictus de sombra en la mirada.
con un rictus de sombra en la mirada.
Me miras. Entras y me miras.
Tus pupilas se pierden
bajo tus lacios párpados.
Mujer
de dulces argumentos en la noche,
como paloma vuelas
en busca de Walt Whitman
que abrió tu corazón
y anunció tu llanto.
de dulces argumentos en la noche,
como paloma vuelas
en busca de Walt Whitman
que abrió tu corazón
y anunció tu llanto.
Mujer
de senos grávidos
tus ojos no adivinan mis hogueras.
En tu mente aparecen fantasías
en la parte de atrás
de horteras limusinas.
de senos grávidos
tus ojos no adivinan mis hogueras.
En tu mente aparecen fantasías
en la parte de atrás
de horteras limusinas.
No debiste venir a Nueva York.
Ya no me miras y te vas,
Tony Manero, crees, te sacará a bailar.
¡Ah, si tuviera 30…!
Con mi cuerpo cansado adónde voy.
Sólo puedo esperar
que aparezca otra hembra
y atraviese la entrada
de este frío café
cercano al Ruther Park de Nueva York.
que aparezca otra hembra
y atraviese la entrada
de este frío café
cercano al Ruther Park de Nueva York.
(Después del amor, Olélibros, 2018)
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