De nuevo nuestro buen Blas, nos deleita con uno de sus extraordinarios sonetos blancos.
3. DE LA DEGRADACIÓN DEL VERBO
A veces se me ponen las palabras
a urdir separaciones y adulterios
y se prestan vocales o intercambian
sus consonantes en un juego impuro:
se macera el racimo entre rizomas,
el amor se enamora y amortece,
y mirarse es minar con daga o draga
el limpio mineral de la pupila.
No van hacia su luz vana de azules
ni al sol de su verdad, vereda sola,
las palabras que, pobre, liba el labio:
en ese umbral o boca, bruma al cabo,
la carne que fue verbo encarna en nácar,
y en negra jarra vierte roja sangre.
(De "De la degradación del verbo", EL LIMONERO DE HOMERO III, 2010).
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