DESPUÉS NADA
Sólo
se quedan los que nunca vuelven.
Caballero Bonald
Ya se
agita la noche entre las sábanas:
se afilan los cuchillos.
La gacela suspira en su refugio
y jadea el león ante su presa.
Sobre una
cama vieja
que esconde las caricias
de colchas de prostíbulo,
que esconde las caricias
de colchas de prostíbulo,
los
dedos, en los vientres,
los
labios, anhelantes,
y
el vello enmudeciendo los suspiros.
Los
cuerpos, fuego ardiente,
la luna, con su apnea sincopada,
la luna, con su apnea sincopada,
y la
noche, estridente de locura.
Luego, el
silencio.
Y después…
Después, nada.
(Recitado por María Victoria Roig Borrás).
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