AGRADECIMIENTOS
Estimados
amigos, este trabajo es el resultado de varios años de aprendizaje y de
rectificaciones. Ninguno de los poemas se presenta en su primera versión.
Algunos han estado revisados más de diez veces y todos ellos han sido leídos
por varias personas que han colaborado en nuevas correcciones. Es, pues, un
trabajo lento y de concienzudas revisiones.
Me han animado a publicarlo algunos amigos, pero
especialmente mi ilusión. Desde hace años tenía la idea de poder ofrecer este
trabajo a mi familia, a mis amigos y a los amantes de la poesía: quería,
simplemente, dar a conocer algunas de las cosas que me habían hecho
inmensamente feliz, porque siempre he considerado que la poesía es un gran
instrumento terapéutico que ayuda a superar algunos problemas precisamente por
la exigencia de dedicación absoluta y plena atención que requiere la
elaboración de cualquier poema. Pero todo lo que estoy escribiendo no tendría
ningún sentido si a lo largo del tiempo no hubiera habido personas que me
hubiesen animado para su publicación en simples comentarios tras la lectura y
análisis de algunos versos. Por ello es un deber y a la vez un placer poderles
dedicar a ellos unas líneas en el encabezamiento de este libro.
Así a aquellos pioneros del CLUB POETAS DEL
ATENEO, con los que compartí casi tres años de tertulias y goce poético. Por
primera vez organicé varios recitales. Si fue corta la vida del grupo, fue
definitiva en mi caso, para que renaciera en mí el amor a la poesía
interrumpido desde hacía más de cuarenta años. Gracias Ricardo Collado, Mariam
Sarrió, Magda Villarroya, María Ángeles Rodríguez, Marita Ferrer…
A María Teresa Espasa le debo agradecer la
acogida que me dispensó cuando en dos mil siete la conocí en la Llotgeta
organizando unos animados talleres y sesiones poéticas entrañables al frente de
la tertulia LA BUHARDILLA. Allí compartí lecturas y poemas con Ana Fernández de
Córdova, Elena Tacoronte, Xaro Garcés, Conchita Bonell, Maricarmen Meca, Elena
Torres…
Más tarde POLIMNIA, a Elena Escribano por sus
enseñanzas durante un año escaso que tuve el placer de compartir como alumno
sus clases. Allí conocí a Gloria de Frutos, Carlos Castedo, María Barceló,
Josep Micó, Abel Dávila, Cecilia Lombardía….
Gracias también a Santos Blanco y a los miembros
de la Junta Directiva de APRJUV. Con ellos organicé varios recitales en los que
participaron alumnos de EL AULA DE FELICIDAD del centro de adultos Reina Doña
Germana, de Orriols.
Gracias igualmente a Paco Ponce y a los miembros
de A-rimando con los que compartí dos años de amistad y compañerismo participando
en la primera antología que publicó el grupo. Con ellos profundicé más en el
conocimiento de los vaivenes de los egos poéticos en torno a mesas repletas de
versos: Lola Cañada, Carme Pérez, Vicente Soriano, Patricia Cuenca, Lola Pérez,
Antonio Baños, Doris Alonso, Hermelinda Rasal, Juan Benito, Mascha Alex,
Carmela Rey, Julio Garcerá, Luis Enrique de las Peñas, Ángeles de Lamo, Carmen
Carrasco, José Luis Vilar, Antonio Monzonís, Elena Romaguera, Vicente Morell y
tantos otros.
A Ricardo Llopesa, José Vicente Peiró y Rafael
Coloma que, respectivamente escribieron los prólogos de los tres ejemplares
publicados conjuntamente con los miembros de EL LIMONERO DE HOMERO. En ellos
descubrí que yo era “fluido y despejado de retórica”, que propongo “que el verso
sea un combate contra el conformismo o contra el poder que maneja las palabras
hasta corromperlas”, que deseo “abrir ventanas”, con un vocabulario que “denota
entusiasmo por los interrogantes, pero no pesimismo ni interrogación”, que mis
temas son “El amor (el tema más recurrente), la preocupación ante el ser
desvalido, las preguntas sobre el mundo, la muerte, la adversidad superable…”,
que soy “un poeta sutil que indaga en la realidad, al igual que el entomólogo
recoge los datos que ensamblan un protocolo de casuísticas que delimitan el
campo de trabajo que definirá el resultado de la investigación”. Gracias
estimados amigos por vuestra generosidad.
A mis excelentes amigos Ramón Fernández de
Guevara, Conxa Gausí, Marga Alcalá, Blue Moon, Fernando Deusa, Fernando Peris y
Bernardo Delgado, que han sido capaces de sonrojar mis oídos.
¿Y cómo no? A mis hijos y especialmente a Geli y
a los miembros de EL LIMONERO DE HOMERO: José Luis, Antonio, Joaquín, Blas y
María Teresa, que tuvieron toda la paciencia del mundo en escuchar mis poemas
en exceso prodigados en ocasiones. Su ayuda ha sido definitiva en lo que haya
sido capaz de aprender. Con una dureza y contundencia entrañable me han ido
conduciendo por las sendas del misterio poético mostrándome los secretos que por
mí mismo estoy seguro de que nunca hubiera sido capaz de descubrir. Ellos han
aceptado mi petición de aportar una semblanza mía que me he atrevido a pedirles
por la amistad que se ha forjado con el tiempo, con el tiempo de vida de EL
LIMONERO DE HOMERO. Gracias por haberos atrevido a glosar mis deficiencias con
una generosidad que sólo puede entenderse por la amistad que nos une. Viniendo
de vosotros, por vuestra calidad humana y poética es un honor inapreciable.
También a Clara Inés que ha sido la musa de mis
creaciones de amor y desamor.
A todos gracias de nuevo: a todos, a los que he
olvidado y a los que tendré tiempo de olvidar cuando la cuenta de mis amigos
alcance un número excesivo para mi capacidad de recuerdo. De todos vosotros
espero seguir aprendiendo porque la vida es un continuo aprendizaje.
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