Foto de Pat Foley |
BRAQUITERAPIA
El dolor puede ser un infierno
inescrutable.
Baje tres días a lo
oscuro. Allí,
el dolor más intenso me acosaba,
el dolor más intenso me acosaba,
quejidos de mi cuerpo
soportaba
y entre llantos inanes
reviví.
A la tierra, dolido, a
fin volví:
me aguardaban las dudas,
más amables,
los miedos y las noches
incontables
y todo aquello que pasé
por ti.
En medio del clamor y la
tormenta
no tuviste piedad en ese
instante
ni suficiente amor para
quererme,
porque por más terrible
que mi afrenta
fuera, tu corazón azul y
amante,
debió, cuando me vio,
compadecerme.
Y así no fue, Señor, bien
me dejaste
al albur del dolor en mi
costado,
en un tenaz infierno ensangrentado.
Esclavo y, sin tu amor,
me abandonaste.
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