El hijo de
Madama Butterfly habla a su madre
Mención
Especial premio Cafetín Croché 2016
Yo te
recuerdo, madre.
Sé que
te hicieron de nube y sueño,
que
pensaste y creíste en el amor
aunque
también en todas las metáforas
de
otras tierras que no son la nuestra
-tampoco
la mía.
Te
recuerdo cantándome
la
nana del que espera
aunque
yo no esperé nunca
nada
más que tus manos,
lugar
de mi origen.
Esa es
mi verdadera vida;
éramos
pobres, es cierto,
pero
podíamos escuchar
la
sutil música de los arrozales
y
mirábamos el sol que nace
por el
horizonte;
tú me
veías jugar y sonreías.
Donde
vivo ahora, madre
todas
las mujeres son rubias
y
ninguna se parece a ti.
Yo
quisiera volver a nuestra tierra
al
país en que nací y fui niño
desde
tu sonrisa naciente
en el
sol naciente,
porque
aquí el sol
siempre
anda de puntillas tras los edificios,
escondiéndose
como
si tuviera miedo,
un
miedo como el mío, madre,
porque
no cantan los arrozales.
Aquí
madre, vivimos como este sol
esperando
la gran muerte.
Madre,
yo te nombro
y sé
que de alguna manera
vives
dentro de mi pecho
hasta
que yo vuelva al país que me vio nacer,
a
nuestra casa
y
pueda abrazarte y cantarte de nuevo;
tu
sonrisa diminuta y azul
como
un barquito en el lago.
Madre yo te recuerdo
porque nada me hace
olvidar
esos peces de colores
que mirábamos
mientras me sujetabas
de esa manera única,
-tus brazos cerrando mi
cintura-,
como nadie ha vuelto a
hacer.
Madre, yo te recuerdo
cerrando mi corazón
como una espiga diminuta,
que ya nunca se ha
vuelto a abrir.
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