Foto de Pat Foley |
XXXIV
Siempre estarás, amor, en mi presencia
aunque mi fuego tarde en encenderse.
En mis heridas quedará la luz
aunque el olvido trate de apagarla.
Siempre habrá en las cenizas un rescoldo
dispuesto a recordar la llama ardida
de los tiempos pasados, que se fueron
cansados de vagar entre las sombras.
Las lindes, hoy, separan dos caminos
que algún día alumbraron nuestra dicha.
Permite que de nuevo el sol despierte
y te pueda ofrecer lunas de mieles.
Consiénteme que avive antiguos sueños
y así quemarme en una nueva hoguera.
(De ENSAYO PARA UN CONCIERTO Y OTROS POEMAS, Olélibros, 2016)
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