HOY DÍA
NAVIDAD, TE RECUERDO
Hoy te
recuerdo, madre, como nunca pensé podría
hacerlo.
Oigo el mar del invierno en esta casa fría,
al lado
de la playa que tú amabas, donde tuvimos
veranos
de entusiasmo, proyectos que agrisabas de tristeza:
"ya
soy vieja y viviré poco"; sigue, el mar cercano,
su
insistencia ronca, el prólogo de próxima tormenta,
y la
llovizna tenue, hoy día Navidad,
madre
muerta que estás en esos muebles, madre mía
que
fuiste, fuimos, otras fiestas, otros días que hubo,
muy
lejano todo. Azules días,
cálidamente
inolvidables,
días que
vuelven, como puntual espuma,
Navidades,
niñez mía con mar, lejana.
El mar se
hizo costumbre, sonido como lluvia,
compañero
en noches insomnes de preguntas,
el mar
cercano aquí, como esta clarísima mañana
de
fiestas y recuerdos que se ahíncan
como un
pico cetrero, recuerdos con el vaho acariciante
de un
sonido marino, también ahora, mientras bebo
demasiado
y lo justo, tiempo mío, madre azul y gris,
arrolladoramente
ola. Teníamos el mar en los veranos,
yo
estudiante, comentabas madre, lo cambiada
que
estaba la ciudad, los fríos años de la guerra;
tú, en
ese sillón, la mortecina luz de este barrio
de playa.
"Antes, en Valencia, todos se conocían".
La mala luz de
playa en invierno, el ventanal enorme,
"sigue
escribiendo versos, pero no te vayas".
Hoy es otra
Navidad. Está lloviendo. Grises
de plata en la
Albufera, brillos de pez muerto,
cuchillo
repentino, otros días, la terraza
y la ruidosa
carretera. Cuando tú vivías,
blanquísimo
mantel, continuadas bromas de mi padre,
cubertería
antigua de las fiestas, los gestos más solemnes
y azul del
horizonte, que jamás se olvida.
"Hoy es
Navidad". Enrojecían las mejillas nuestras,
camisas muy
almidonadas, terminaba
el sol, las
tardes cortas, navidades
con vino dulce y
dinero al besar la mano
de mis padres,
al final de la comida, el lento ritual.
Hoy, ahora,
también es Navidad. Miro mi vaso
y veo mi
agrietada biografía hasta los días más cercanos,
la petulancia
borrosamente universitaria
de hijo de
familia, un poco importante
y naufragada
para siempre. Los años,
recordados hoy,
que estoy muy solo, los datos personales
con rodeador
azul de los proyectos, como si me escribiera
sólo a mí mismo,
recordándome, la pequeñita historia
que ahora es un
destello, en este vaso, en esta solución,
este final
dorado. Hoy es Navidad, el tenso instante
en el que te
pueden decir: "ya no tienes a nadie".
Ayer quise
cenar; en todos los sitios me dijeron:
"perdónenos,
pero cerramos esta noche".
Volví a casa
(mar, cercano) y encendí luces
(aquellas
Navidades, los cubiertos de plata),
me eché a llorar
sobre un sillón (el mar rugía).
Un humo de
palabras que existieron.
Afuera, chapoteo
de la lluvia, hoyuelos en la arena,
las cañas donde
vive la culebra velocísima,
las aves del
pantano. Afuera, la nostalgia,
lo que llaman
tristeza, la imprevista añoranza,
pretextos,
torpes justificaciones, amargos días,
casi como una
biografía, recordándote, madre,
tus historias de
guerra y es Navidad,
tantas cosas
perdidas, rostros, frases, sueños,
unos nombre que
fueron.
Todo ahora es un
trago es esta fiesta.
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