LA ACACIA (160, MANHATTAN AVENUE, BROOKLYN)
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas
Lorca
Es el fin del verano, y el otoño
se aproxima. La acacia se desnuda.
Sus hojas esparcidas por la brisa
colorean de sol la breve acera.
Ya desnudas, sus ramas se disponen
en la sombra del tiempo, a respirar
lentamente, sin prisa, mientras yo
contemplo su silueta indiferente.
Manhattan avenida. Viejo Brooklyn,
donde los hombres sufren el silencio
cotidiano y difícil de sus vidas.
Si esas hojas que inundan vuestras calles
fueran metal dorado de la tierra,
no sentiríais frío en el invierno.
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