MEMORIAL DE OTOÑO
Empieza este poemario con una definición
del otoño como paso previo e introductorio a la desaparición donde hasta el
aire se depura y torna diáfano entre
sombras alargadas, “giacomettianas”, preparando el camino hacia otra primavera imposible.
COMO JOB (subtitulado intento de propedéutica) es la parte más
extensa del libro, con citas bíblicas en cada poema. En ella hace desnudar al
hombre de todo lo accesorio para prepararse hacia el juicio definitivo que será el otro lugar desde donde verse e
imaginarse como la pétrea parálisis
en la que para nada servirán ya las lágrimas
si no supiste aprovechar la luz
cuando en el territorio (que has de
recorrer a solas) del dolor no pagaste el debido peaje. El llanto y el dolor, una vez que
el oro del sol haya dorado tu vida,
te hará volver a lo que fuiste y estarás maduro para la siega en esos caminos
que van a da a la mar rememorando a Jorge Manrique. El odio y la indiferencia del
otro asoman al final de esta parte donde la vida y la muerte se tutean y
el amor y el desamor forman parte de la jungla
donde la fiera acecha en todas
partes.
En la segunda
parte, ITER, cuyas citas son de variados poetas, se refiere a la infancia como
símbolo de la inocencia, a la tranquilidad, al orden, al verano donde siempre hemos estado, sin saber adónde ir, qué ser o qué hacer en
el tedio suavísimo de los atardeceres
infinitos donde te han asado como a San Lorenzo entre vuelta y vuelta y te encontrarse con amigos de amistad sinuosa
negando después la existencia de sueños en casa del hierofante. Sigue un poema
referido al tan famoso de Kavafis sobre la esperada llegada de los bárbaros,
una referencia a la luz como un dios en
el acto de la creación y una mención a Ulises en la búsqueda de la lejana e
imposible Ítaca.
En un continuo
“in crescendo” llegamos a las REDENCIONES, última parte, en la que encontramos
una angustiosa llamada a la esperanza en los todavías que quedan antes de la nada. Hay un poema a sus nietos, a
una mano amiga que reconoce por su tacto en la piel y un canto de amor eterno
en la travesía accidentada hacia la otra orilla del río para terminar con una
emotiva e imprescindible referencia de amor al padre. No podía faltar en la
pluma de Font de Mora, un soneto (ya prodigados en ÉCFRASIS) que fotocopio aquí.
Un libro
encomiable en el que se expresa con un lenguaje rico y ajustado en una
versificación muy variada en la que podemos encontrar preciosos endecasílabos y
alejandrinos, combinados con otros versos de distinto ritmo y textura. Desde
una perspectiva más trascendente de lo que podríamos pensar por la claridad de
los mensajes éticos que nos depara y un mundo caótico lleno de contradicciones en su cotidiano
transcurrir, nos introduce a la trascendencia y búsqueda del sentido de la vida
y la muerte dejándonos en libertad para que asumamos nuestra propia
responsabilidad. Un poemario al que le deseamos larga vida y escasa muerte.
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