AQUELLOS VERSOS TRISTES,
COMO HIELO DE LUNA, SE FUERON PARA SIEMPRE
Ya no te acuerdas, madre,
de aquella rambla inhóspita,
de mudo corazón.
de aquella rambla inhóspita,
de mudo corazón.
¡Rambla olvidada
entre aliagas de espanto!
entre aliagas de espanto!
Cómo las ilusiones se perdieron
entre llantos prestados
a tardes lejanísimas, sin fin.
Tardes de amor esquivo
en un mundo de ausencia
entre llantos prestados
a tardes lejanísimas, sin fin.
Tardes de amor esquivo
en un mundo de ausencia
donde el viento moraba
y los lobos aullaban al misterio.
y los lobos aullaban al misterio.
Las rocas imposibles
rozaban tu cintura sin clemencia.
rozaban tu cintura sin clemencia.
Tu cintura de nardo enamorado,
hundida en el zarzal de las serpientes.
hundida en el zarzal de las serpientes.
Hoy te imagino
en esos campos tristes
y en esa tierra seca
donde moran tus lágrimas.
en esos campos tristes
y en esa tierra seca
donde moran tus lágrimas.
Solamente el tomillo
celebraba tu risa.
celebraba tu risa.
Tu risa que en la tarde
apagaba los rayos
del sol que deslumbraba
tus hermosas pupilas.
apagaba los rayos
del sol que deslumbraba
tus hermosas pupilas.
En la noche
las ovejas balaban
cansadas de rumiar
los brotes de la tierra,
hogar de desamparo
de tus manos calladas.
de tus manos calladas.
Te esperaban los llantos de la
guerra
que robaron la luz de tu mirada
apenas reluciente
en el hogar del grito y la penumbra.
que robaron la luz de tu mirada
apenas reluciente
en el hogar del grito y la penumbra.
Tu gloria era el olvido
de las huellas de fuego
que quemaron tus ansias.
de las huellas de fuego
que quemaron tus ansias.
Hoy ya no quedan versos.
Aquellos versos tristes como
hielo de luna,
escritos en el viento de un
corazón herido,
se fueron para siempre.
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