BANDONEÓN
No te olvides de mí,
de tu Gricel,
me dijiste al besar…
de tu Gricel,
me dijiste al besar…
JOSÉ MARÍA CONTURSÍ
Bandoneón de rotas melodías
que salen de tu piel,
dolida rosa deshojada,
que salen de tu piel,
dolida rosa deshojada,
cuando quema la ausencia.
Te pegas a la angustia
de amores oxidados
con plomo ya en sus alas
y el corazón marchito.
Puñal amarillento te clavas en
el alma
del llanto y la ansiedad,
del llanto y la ansiedad,
de la arañada carne
mordida por la noche.
mordida por la noche.
Mueves el ritmo de las
mariposas
que aletean y sorben
el torso tenso de la incomprensión
que aletean y sorben
el torso tenso de la incomprensión
más oscura,
como un vaso de hiel
como un vaso de hiel
muy cerca de la boca.
Afilas el puñal
que tiembla entre los cascos
del áspero caballo que se yergue
sobre las rocas desgastadas.
del áspero caballo que se yergue
sobre las rocas desgastadas.
También eres gusano de placer,
seda ondulada que en los muslos
mueve
atardeceres de lujuria.
Más tarde, Bandoneón,
nos lo dirás con música escondida,
rabalera y burguesa al mismo tiempo,
nos lo dirás con música escondida,
rabalera y burguesa al mismo tiempo,
cuando amanezca el día
sobre el ardiente pecho
de una cama olvidada.
sobre el ardiente pecho
de una cama olvidada.
(Vicente Barberá Albalat, Después del amor, Olélibros, 2018)
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