jueves, 30 de julio de 2020

JOSÉ LUIS VILA, UN GRAN FOTÓGRAFO Y AMIGO



JOSÉ LUIS VILA, FOTÓGRAFO Y AMIGO

José Luis Vila es ante todo un amigo, poeta de la imagen, generoso y estricto cumplidor de la palabra.
            Lo conocí allá por el 2009 cuando asistía a las reuniones de A-Rimando que tan magistralmente dirigía Francisco Ponce (y todavía dirige) con humor y paciencia infinita. Éramos poetas ambulantes y viajeros locales en busca de aposento (Café de Las Horas; Cervecería de la calle Aragón, 8; librería Bibliocafé…) capaces de editar un poemario —Alquimia de los sentidos— en el que tuve el honor de colaborar con Mascha Alez, Doris Alonso, Antonio Baños, Patricia M. Cuenca, Gloria de Frutos, Fernando J. Deusa, Lola Pallás, Lola Pérez, Carmen Pérez, Francisco Ponce, Hermelinda Rosal, Paco Romero, etc. Fueron tiempos felices y el libro fue un éxito de ventas. La primera y casi única vez que obtuve un beneficio (creo que de 15 euros) por derechos de autor en un libro de poesía.
            José Luis nos fotografiaba en nuestro recitales y así fue como lo siguió haciendo más tarde cuando creamos el grupo EL LIMONERO DE HOMERO y, desde 2015, en TODAS las sesiones del ciclo POETAS EN EL ATENEO.
            Me agradaría que esta nota fuera un reconocimiento a su continuada y meritoria  colaboración en tantos actos en que yo he intervenido y espero que algún día pueda hacer algo más en agradecimiento: editar una écfrasis referencial con fotografías suyas como sujeto. Obviamente no lo voy a hacer solo. Ya tenemos un proyecto iniciado y confío en que cuando acabe esta serie de continuas interrupciones de nuestros proyectos por causa de la Covid-19 podamos dedicarnos a ello.
            La foto que he elegido para acompañar esta nota, de entre las muchas que gentilmente me ha dejado elegir, es un excelente komorebi (“efecto disperso y pinto de la luz que sucede cuando los rayos del sol brillan a través de los árboles”) que estoy seguro que será de vuestro agrado.  
            Gracias.

lunes, 27 de julio de 2020

MIGUEL ROMAGUERA: POEMAS ZEN DE CHINA Y JAPÓN




MIGUEL ROMAGUERA

Trece años dando clases, charlas y publicaciones sobre la felicidad, con un blog activo y dedicando mucho tiempo a que la gente aprenda a conocer lo relativo de sus percepciones, que la felicidad es subjetiva que, entre otras cosas, por no darse cuenta se producen infinidad de depresiones y problemas ante la interpretación —inadecuada interpretación— de la vida y que lo conveniente para dejar de sufrir inútilmente, para de momento abrir mi buzón de correos y encontrar un sobre con un librito que vale su peso en oro. Totalmente inesperado, abro el sobre y aparece una joya: Poemas zen de China y Japón, de Miguel Romaguera y Mary Beth Hitt, dedicado.
            No conozco personalmente a Miguel, pero tengo numerosas referencias de su persona y he hablado algunas veces por teléfono con él. Con una amabilidad excesiva me ha hecho llegar por correo, dedicados: Mirada de Silencio (2012), Canto del mago (2017) y Tan ignoto como relampagueante (2019). Se trata de un poeta con mucho oficio, de Picasent, Doctor en Filología Hispánica y con un verso profundo, a veces difícil, pero de gran intensidad. Poemarios que hay que leer varias veces para encontrar la hermosura de su contenido y la sensibilidad del autor, maestro en un lenguaje intimista lleno de metáforas y figuras literarias.
            En Poemas zen de China y Japón, ha traducido del inglés varios poema cortos (de 4 versos la mayoría) en los que se puede ver la profundidad de la poesía espiritual de los citados países impregnada de budismo y zen como una derivación de aquél. La introducción es una joya para aproximarse al pensamiento “oriental”, totalmente en las antípodas del nuestro y que tanto me ha atraído en los últimos años viajando por ambos países fascinado por sus costumbres y cultura. No es fácil en absoluto comprender esta poesía espiritual y profunda la mayoría basada en el Taoísmo, que parte de la filosofía de Lao-Tsé, personaje, por otra parte, de cuya existencia paradójicamente no se tiene conocimiento concreto.
            En fin un magnífico librito para practicar la meditación y buscar el más allá en la naturaleza y la contemplación partiendo de la insignificancia del ser. Veamos el siguiente poema:

Nací con una joya divina,
Durante largo tiempo cubierta de polvo.
Esta mañana, limpia, refleja
Montes y arroyos sin fin.
                                          (Ikuzanchu)

            En fin: un librito para leerlo muy despacio y con mucha concentración para encontrarle el significado más allá de las apariencias a primera lectura.
            La enhorabuena, Miguel.

(La portada es de Susana Benet)
 (Valencia, 27-07-20)

viernes, 24 de julio de 2020

VICENTE BARBERÁ ALBALAT: TU ROSTRO IMAGINADO


¿QUÉ PODEMOS HACER?

            Se le atribuye al filósofo sofista Protágoras la frase: “El hombre es la medida de todas las cosas”. Si lo pensamos bien es mucha responsabilidad, salvo cuando la medida no depende de él. El hombre, y obviamente la mujer, no puede ser la medida de todas las cosas ni objetiva ni subjetivamente. No sé si el superhombre de Nietzsche podía, pero un simple humano como yo, pongo por ejemplo, no puede ser la medida de nada. Ya me gustaría a mí poder ser referencia de todas las cosas “en cuanto que son y en cuanto que no son”.
            A lo sumo que puedo llegar yo, sobre todo en las circunstancias de un jubilado, es a elucubrar y a sacar brillo a los zapatos viejos. Y, afortunadamente, no me sobran ocasiones ni proyectos. Como sabéis la poesía es uno de ellos y nos permite utilizar la imaginación —que también hay que controlar— para llenar momentos y buscar soluciones. Lo podéis comprobar en el  poema que acompaño.
            Un fuerte abrazo y no os descuidéis con la Covid-19. No avisa.

TU ROSTRO IMAGINADO

He
viajado por la luz del aire,
sentido las caricias del rubor
del viento, atravesando
los hilos de las nubes.

He
llegado hasta
donde las águilas no vuelan.

Al rozar el calor
de las estrellas extendí mis brazos
hacia el rostro de Dios.

Y cuando bajé al mar azul y tierno
acaricié en su espejo          
                                    tu rostro imaginado.

(De Después del amor, Olélibros, 2018)

miércoles, 22 de julio de 2020

PEDRO JESÚS DE LA PEÑA: CRÓNICA DEL PRESENTE VIVIR

(Composición de José Luis Villa)

CRÓNICA DEL PRESENTE VIVIR

No guardaba en el cofre sobresaltos
ni en la alacena gestos alusivos
al estrago y espanto imprevisibles,
sino que la sorpresa y el terror
me habitaron por siempre, pues cundían
como un cesto de peces y de panes
o una lluvia de harina en la vigilia.

Invadiesen los santos generosos
en sueños de dulzura mis recreos
y aún retornaba eterna y pese a ellos
esa inconsciencia aleve del quejido
o mi medroso castañeo de uñas…
Y los malignos santos persistían.

En ocasiones vi que la amenaza
del fuego era mayor que el amplio seno
de la bondad universal o el corazón
más chico que las armas homicidas,
desmoronándose el castillo que en el aire
hubiera construido la ilusión creyente…

Y los malignos santos persistían
con sus malignos rostros, foca y chivo,
sobre los santos buenos y anulaban
con sus malignos actos la crecida
del agua en primavera y el deshielo…

¿Y cómo amar y a quién
si éramos todos oscura podredumbre?

Salir de nuestro yo era misión
a que obligaba algún dolor humano
esparcido en el tiempo, al viento dado…

Y abandonamos este barro tibio
del cuerpo en donde solo
malignos santos habitaban,
avariciosa sangre,
para sentirnos lejos de la sombra,
lejos por siempre de la sombra, y parte
de una noria inicial de sufrimiento
que se prolonga al aire de los siglos…

domingo, 19 de julio de 2020

SERGIO ARLANDIS: MÉTRICA SILENCIOSA


               MÉTRICA SILENCIOSA

Gozo en el cuarto verso de tu poema.
Con yámbicos sonidos en tu boca
te haces vocal aguda
                                  para sumarte,
para hacer
que mi yemas contigo rimen
entre oclusivas y labiales.
En la curva de nuestra sinalefa
cae una lluvia de acentos:
y es tu vientre el que asume
el recuento de las gotas impares.
Tocan las uñas como estrofas libres.
Un suave tono
deja abierto el final, por si más tarde
queremos ser la piel sonora
de una oda, de una silva, de un soneto,
de un himno, de una estancia
o de un romance, pero que su métrica
silenciosa, en el pie
quebrado de la noche, nos ate como sílabas
 al ritmo de un deseo sin previa forma.

viernes, 17 de julio de 2020

VICENTE BARBERÁ ALBALAT: OSCURA Y CLARA LUZ


ESTIMADOS AMIGOS, LECTORES Y SEGUIDORES DE MI BLOG DE POESÍA:

            Ángel Pérez Bonmati, Beatriz Badenes, Salomé Chulvi, Jacinto Avedeño, Amparo Andrés, Emi Zanón, Riding The Word, Moncho García, MS, Lola Quilis, José Antonio Fernández, Julio Francisco Alcalá, Francisco Morales, Maite Farrús, Venus Loro, Jesús Amaya, Vicente Barberá Laínez, Cecilia Durán, María José Caffarena, Emilio Zenol, Lasafort, María Vicente, Virgilio Fuero, Laura Gómez, Maribel Zapata, Amando García, Juan Calderón, Virginia Oviedo, Antonio Maldonado, Idella Esteve, Antonio Porpetta, Bolitadearroz, Manuel Marzal, Un día cualquiera, Petrusdom, Danna, Mariola López, Azpeitia, Carlos Castedo, Carmela Rey, Anbairo, Rafael Plaza, Maddes Dabbad, Mireya Rivas, Marcelina Sáez, Juana María Reus, Alicia Ortiz, María Rodríguez, Jorge Cartier, Ane Luise Navarro, Victoria Fernández, Asensialex, J. Carmen Alcolea y Natalia.

            Los que consultan mi blog de POESÍA, saben que el 04-06-2008 publiqué mi primera “cosa”. Un poemita de tres versos con una preciosa foto. Mucho ha llovido desde entonces y mi actividad literaria ha recorrido un largo trecho. Todavía no había publicado nada excepto unos pocos poemas en diferentes periódicos y revistas. Realmente nada de valor. Aunque no llevo un control riguroso puedo decir que, con distinta suerte, ya he escrito casi un millar y publicado más de 600. No tiene mucho mérito, pero sí que he tenido la suerte de encontrar grandes y generosos amigos que me han ayudado “sin pedir nada a cambio”. Entre esas personas se encuentran los seguidores del BLOG en el que reiteradamente he dado cuenta de mi producción y de muchos poetas cuya poesía me ha interesado. Hoy, alcanzadas las 234.576 visitas, me complace poder celebrarlo con todos los lectores y especialmente con las personas que figuran en la relación de “seguidores”. A ellos les debo mucho por el ánimo que da saber que hay alguien —muchas veces sin conocerlo— que desde algún lugar lee mis “cosas”. Gracias “seguidores” y amigos que estáis presentes en esta lista que acabo de publicar. Quisiera que sirviera de homenaje y agradecimiento. Y como acabo de publicar el poemario que cierra mi trilogía de poesía amorosa —OSCURA Y CLARA LUZ— me agradaría obsequiaros con un ejemplar. Si vivís en España, basta que me indiquéis vuestra dirección postal y os enviaré un ejemplar dedicado gratuitamente ha vuestro domicilio una vez se haga la presentación (siempre antes de Navidad). Es mi homenaje de agradecimiento. Gracias, pues, y espero vuestras noticias. (Podéis enviar vuestra dirección a mi correo: vicente.barbera@uv.es.)

jueves, 16 de julio de 2020

VICENTE GALLEGO


(Foto de José Luis Vila)

De "La  luz de otra manera" 1988:

Septiembre 2
Es ahora la vida
esta extraña y frecuente sensación
de sopor y distancia,
y es también una luz que vela el mundo:
salir del caserón tras la comida,
recorrer bajo el sol la carretera
con los ojos ardientes de un verano
y sentarme en la roca frente al mar.
Abandonarme entonces
al sonido sin pausa de la tierra
mientras me vence el sueño algún instante
y me moja las sienes con su agua bendita.
Descubrir con asombro renovado
al pescador que vuelve cada tarde,
como vuelven las olas,
como vendrá la brisa con la noche.
y esperar otra vez sobre la roca,
abrumado en el centro de la vida,
a que la sombra inunde
lentamente mi sombra.

miércoles, 15 de julio de 2020

JAIME SILES: "ARQUITECTURA OBLICUA"



EL universo poético de Jaime Siles, una de las voces fundamentales de la generación del 70, se ha ido construyendo desde «el lenguaje entendido y vivido como una identidad», desde el convencimiento de que «el poema es la forma más directa de llegar a uno mismo: de comunicar con lo otro, de ser lo que se es y de serlo sólo con los demás», y con la convicción también de que «el lector es la verdadera persona poemática producida por el texto». Todo ello acompañado por una «voluntad de saber», de ir a la raíz y de «cantar al ser, aunque la experiencia más directa sea de la Nada». Postulados clave expuestos Lenguaje mansión de Jaime Siles por Siles de una obra que es un sismógrafo de la existencia y que, tras haber atravesado diversas temperaturas lingüísticas como la poesía pura, la poesía del silencio, el minimalismo, la embriaguez del lenguaje y su música; travesía que con una mayor abstracción o concreción ha tenido siempre como brújula lo esencial, arribó, a partir de Himnos tardíos, Pasos sobre la nieve, Actos de habla y Galería de rara antigüedad, a una poesía plenamente existencial, reflexiva, que adquiere su máxima tensión en los cincuenta y dos poemas que componen Arquitectura oblicua, libro publicado por la Fundación José Manuel Lara en su colección Vandalia. El título reproduce –según indica el propio poeta– el empleado por Juan Caramuel, filósofo, matemático, lingüísta y monje cisterciense español del siglo XVII, discípulo del importante arquitecto italiano del siglo anterior Andrea Palladio, para un texto que juega con los espejismos de la percepción humana a partir de geometrías perfectas, pero que no lo son. Y es que, nos dice Jaime Siles, «toda nuestra percepción de la realidad funciona de ese mismo modo y cuando analizamos la memoria de nuestro yo, funcionamos de esa misma manera». Percepción que es medular en Arquitectura oblicua, fruto de una mirada que ve pero que no sedimenta biografía en quien contempla. Así al referirse a unas plantas del jardín de un hospital dice: «Dejo que mis ojos / se sumerjan en ellas e intento seguir / su rítmico compás: no comprenderlo, / porque ya he renunciado a comprender / y aspiro sólo a contemplar las cosas / no tanto en su ser como en su devenir / –ese hacerse y deshacerse de las horas / contra el cuerpo que cada uno es / y en el que ya no habita –». Y es únicamente el lenguaje, con sus limitaciones, el que gestado por la memoria y la imaginación hace que el ojo vea más allá de lo aparente la vela, por ejemplo, de de una barca que «espejea en destellos / de diminuta plata». Visión dentro de la cual actúa el tiempo borrando, parafraseo a Jaime Siles, «visión, barca y a quien la contempla en la página blan ca». Tiempo, escribe en otro poema, que «no es / ni verdad ni mentira / sino el oscuro envés / del dolor, que respira». Tiempo incardinado en el espacio que es el ámbito de la desaparición dentro de la luz, de la disolución del ser y de la presencia de la muerte. Vida y muerte respiran por el mismo pulmón en Arquitectura oblicua, hasta el punto de que la muerte modula el aprendizaje vital. Hay un diálogo estremecedor del poeta con ella en el que admitiendo pérdidas y derrotas le dice que su llegada no podrá vencer a lo ya vivido ni habitar «el mundo del amor en cuyas formas / la belleza se convierte en única verdad».
     Dada la aspiración a lo absoluto de este libro, cobran una especial importancia los elementos de la naturaleza, correlato de las mareas más íntimas del ser humano. El paisaje siempre está interiorizado, tiene la temperatura de los pensamientos y las emociones. La luz es una honda memoria, «Riman en mi memoria / tantas cosas / que tenía olvidadas / y que haces subir a flote tú, / verdecida luz, tú, verdadera / voz de la Oro508 tava». Y las plantas, cuyo nombre no tiene secretos para Jaime Siles, son humanizadas hasta sentir dolor: «un dolor lento / que nace en lo lejano / y que ellas sienten sólo por su raíz». Aspiración a lo absoluto que nos coloca fuera del tiempo al trastornar el sentido del pasado, presente y futuro mediante su fusión.
     Arquitectura oblicua es una poesía meditativa en la que se implica todo el yo hasta el extremo de ir más allá de él, conscientes de que «el yo es lo que fluye / y la realidad lo que se queda, / pero entre ambos hay / una tierra de nadie, / un tiempo ácrono, / un espacio claro / por el que algunas veces se puede transitar». Un yo despersonalizado en el caso del autor, pues este se transforma en una persona poemática que no es una prolongación del yo real, si es que este existe, sino una realidad alumbrada por el lenguaje que de este modo se universaliza y a través del verbo hace que «la lectura escriba a su lector». Autor y lector confluyen por tanto en una reflexión existencial que tiene mucho que ver con saber quiénes son, por conocer su identidad, tema este central en la obra de Siles. Confluencia que se consigue reuniéndose ambos, parafraseo al poeta, «dentro de un poema / que está dentro del tiempo, / pero que exige un yo que está fuera de él», con lo que, entien do, existe una libertad máxima para el encuentro con el otro en un territorio donde comunicación, conocimiento y comunión con el mundo se consuman, sabedores, y cito ahora a Siles, «de nuestro propio ser y cómplices de la nada, porque nos hace asistir a un doble espectáculo: el de la instantánea iluminación de la realidad y el de su casi simultáneo oscurecimiento». Nada: con - cepto nutricio de este libro que, por un lado, alude al vacío y, por otro, a la carencia, pero que durante su lectura debido a su intensidad y verdad va crean do un estado de conciencia. Arquitectura oblicua es una elegía con latido rilkeano por la transparencia de lo interior y la corporalidad de lo invisible. Una elegía escrita por un poeta ya clásico, cuyas fuentes carnales, espirituales y artísticas, su dominio formal y la musicalidad del verso se entrañan en el leguaje como mansión del ser.

JAVIER LOSTALÉ. Jaime Siles, Arquitectura oblicua, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2020

martes, 14 de julio de 2020

VICENTE BARBERÁ ALBALAT: DESPUÉS DEL AMOR, (EDITORIAL OLÉLIBROS, 2018)


¿El amor es el problema o la solución?
            Estoy seguro de que no es la mejor pregunta para dar los buenos días. Por la mañana no estamos para ciertas cosas, pero ¿y por la tarde? Es muy posible que nunca estemos de acuerdo para elaborar nuestras teorías y opiniones al respecto. Pero lo cierto es que el amor está ahí presente en el acontecer diario de nuestras vidas. Se pega a ellas de tal manera que resulta  imposible desprenderse de él.
            Sabéis que el amor se puede entender de diversos modos y que el sublime es el que consiste en darlo todo por los demás sin pedir nada a cambio. Casi como hacemos con los hijos. Pero diréis a continuación que esto es cosa de santos. El otro amor, el cotidiano, el de todos los días, el de la pareja que está lleno de placer y dolor, que nos lleva a desengaños y a morir por él, ese es muchas veces causa de conflictos, de malestar y de todo lo imaginable. El amor, el desamor y el odio como resultado muchas veces son causa de problemas. ¡Ah!, pero cuando el amor ha sido bueno, cuando ha creado un lazo de afecto indestructible, cuando ha representado los mejores momentos de nuestra vida…, y se pierde, puede producir una melancolía que nos conduzca a la desesperación y a la muerte.
            Por consiguiente, la melancolía puede ser un problema. Dice Barzum: “la melancolía ataca a los más dotados”, y más tarde refiriéndose a Burton —Robert Burton en su Anatomía de la melancolía— añade: “Pero la peor de las melancolías es la causada por el amor —la peor porque es la más difícilmente evitable y superable—.” Y eso a pesar de que para algunos, la melancolía es un peldaño para la inspiración.
            El amor, pues, de nuevo llama a nuestras puertas, esta vez en forma de luz amenazada por la ausencia.

VERÁS, MI AMOR

VI

… En mis manos la luz, a veces aparente,
parece una señal,
imagino que vieja, en el temblor del tiempo.
Y me gusta mirarla
y pensar que en mi rostro se refleja,
que borra la tristeza de mis ojos.
Pienso que debería ser así todas las veces
y para todos siempre.
Pero también la luz
es sombra horizontal en una cueva
repleta de alimañas.
Y tú las ves y temes que te roben
esa escasa alegría,
que se quiebre tu vuelo
sin remisión, herido por la ausencia.

(De DESPUÉS DEL AMOR, Olélibros, 2018)

PEDRO J. DE LA PEÑA: POÉTICA DEL FRÍO



Nuestro gran amigo y poeta extraordinario Pedro J. de la Peña acaba de publicar una nueva antología en la editorial Olélibros, que estoy seguro de que gustará a propios y extraños por su gran calidad y extremada edición.
     La enhorabuena, querido amigo.

sábado, 4 de julio de 2020

VICENTE BARBERÁ ALBALAT: VERÁS, MI AMOR-V

Creo que estamos entrando en un mundo robotizado que poco a poco se apoderará de la humanidad, de nuestras costumbres y deseos más íntimos. Dificultar o controlar los lugares de socialización y encuentro puede dar al traste con la actual civilización. Y eso ya se ha predicho en algunas distopías. La eliminación de los sentimientos como paso inmediato nos convertirá en seres insensibles y programados: no seremos capaces de disfrutar de nuestros sentimientos, de los efluvios del arte...
     Escribe A. Huxley en la novela Contrapunto: "el amor puede transformar el deseo físico en espiritual; tiene el poder mágico de convertir el cuerpo en alma pura..." Y en esa pureza del alma, añado yo, puede confundir a Dios con el máximo amor y hacer que se extienda y concentre al mismo tiempo en un ser ideal que se concreta en un momento o circunstancia adecuada, en producto de sensaciones y sentimientos personales. La poesía, el arte en general, puede transportarnos a ese momento y a ese lugar inexistente y elevar ese amor a todas las cosas que existen en nuestras vidas. Es el gozo espiritual anhelado y conseguido cuando el AMOR, en mayúscula, adorna nuestra vida. Es como un don que alguien nos regala y nos hace ver la "rambla" como una metáfora de esa fusión espiritual que nos eleva y reconforta.


V
…Los seres de la rambla,
ocultos o en el aire,
juegan entre las flores
o nadan en las charcas.
Viven cumpliendo los mandatos
de ese ser inasible
que nunca ha visto nadie,
que consiente u ordena
el ritmo de las olas y del tiempo,
el crujir de la roca
y el volar de una abeja que se acerca
y zumba sobre mí.
Todo sigue un compás desconocido,
como de muerte,
y el concierto es extraño.
Su música entorpece mis silencios
por su poder sagrado y ancestral.
Nada puede alterar su pentagrama.
Todas las luces y las sombras
son obra de ese ser incomprensible
que ordena que los días amanezcan,
que las nubes no lloren en verano
o altera el calendario de las risas
haciendo que los miedos aparezcan,
porque todas las cosas, todas,
han de pedir permiso, sin saberlo,
para que abra la puerta del misterio
y haga entender hasta a las piedras
que el veloz vuelo del vencejo
pueda alterar la vida de la rambla.

jueves, 2 de julio de 2020

JAIME SILES: MAYO DEL 68


MAYO DEL 68

La falda resbalaba
por el fucsia frambuesa
de sus medias. La lava,
por su tez de tigresa.

Nevaba, sí, nevaba
una canción francesa.
Por su boca marchaba
la armada japonesa.
Era París en mayo
Boticelli: la diosa
que surgía del tallo.

Cimabué. Cimarosa.
Libertad: aquel rayo
de pestaña furiosa.