EN EL LÍMITE DEL
ASOMBRO
A Gregorio
Morales
En el límite del asombro
se fundieron los últimos recelos.
Sin advertir
el temblor de unos cuerpos
novicios,
torpes o inocentes,
el poeta intenta persuadirnos
con su nueva teoría
de lo obsceno en lo sagrado.
Sus audaces propuestas
nos dejan sin aliento
y la paz del auditorio parece desgarrarse
cuando alguien junto a mí abandona
el reposo.
Sólo él conoce la furia de las pasiones salvajes
que callan sumergidas en el deseo
y sus orillas.
Sólo él frecuenta letras agotadas
que esgrime con arrojo
y con desvelo.
Sólo él sabe cuál es el final de una leyenda
que juega con la emoción
y algún desmayo incontrolado.
No hay temas prohibidos,
sólo un paréntesis cifrado que perturba
la corriente de lo eterno.
En esta tarde que anochece,
le pregunto si conoce la pasión que identifica,
su voz, como quien busca asilo en otros brazos,
se quiebra al responder…
Después de todo
y como tu bien dices,
el deseo y la carne
suelen apostar a la misma carta.
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