SIEMPRE ALERTA
Siempre alerta,
como araña que teje
su trampa con desvelo,
sabiendo que el amor es la huella
de un instante fugitivo,
elegí convertirme
en simuladora
hierática
y sagaz.
Al principio la pasión lo era todo,
un ligero roce desataba
la furia del deseo:
tu aliento en la nuca,
el resplandor de la noche,
el sabor de la menta
en el café...
Ni siquiera podrías sospechar
a cuantos sujetos conocí.
Hombres de oficios y talantes
diferentes
que en mis manos sólo fueron
objetos de algodón.
Tiempo después
vinieron los inviernos,
llegaron las tormentas.
Alguien dijo:
“Toda seducción perjudica
a una mujer
por ser mujer”.
Queriendo superar algunas pérdidas
y acabar con el agravio,
decidí volver a la conquista y buscar
un cuerpo nuevo
entre la gente.
Preparé con esmero el engaño
(un rubor, una mirada, un sobresalto).
Inocencia fingida y temeraria
persiguiendo la huella
de otra imagen abstracta.
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