AHORA QUE TU PIEL SABE A LIMÓN
Sin
nada que ocultar,
burlando
la norma social convenida,
la
caricia palpita junto al hielo azulado
de una copa
que esgrimes
con astucia
y disimulo.
Lo
cierto
es
que arriesgar el corazón
me
mantiene viva, alerta,
vigilante.
A veces
la vida suele obrar
a
precio fijo,
y los
días que nos siguen
se
convierten en versos de fuga
inesperada.
Son
poemas que reclaman ser leídos
durante
esas horas
de
insomnio,
que aconsejan
unos gramos de pasión
o de
locura.
¡Qué
extraña la noche
sin
palabras que enturbien
la
magia que vuela
sobre
el cielo de Praga!
No hay comentarios:
Publicar un comentario