UN RUMOR
Me levanté de madrugada
temiendo una invasión de insectos.
Montones de arena
posaban en la cornisa
para un fotógrafo invisible.
¡El rumor de siempre!
Arreciaba la lluvia aquellos días
oscilando entre la niebla.
Luego,
se anudaba a tus cabellos.
Recuerdo aquel sonido peregrino
taladrar los focos
de una calle sumergida,
quizás para
siempre,
en el reino de Magog.
Recuerdo todo eso y descubro
un delgado hilo de alambre navegando
sobre el pecho de las gaviotas
También quisiera decir
que escondí todo el tiempo
en el hueco de una mano.
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