El acerado filo del verano
recorre todos mis huesos
y las estrechas carreteras de mis venas
empapadas en las últimas lluvias
me traen el recuerdo de una carrasca
lacónica e isleña
que como yo
devoraba a Baudelaire
sobre la hierba.
Herida vertical sobre la tierra.
Extraña transición de lo remoto.
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