(Seguimos con el trabajo de Antonio Mayor).
IV
El haiku es una forma de mirar.
Una manera de vivir. Sus características más preciadas son la frescura, la
espontaneidad, la expresión directa de la vivencia del instante. Más que una
técnica es la transparencia de una emoción profunda ante las cosas más
sencillas.
La poesía tiene para los
japoneses un sentido muy distinto que para nosotros; en primer lugar es un arte
ampliamente popular y raro es el japonés que no haya escrito un verso en su
vida. Los japoneses leen y comprenden
las obras de los grandes poetas, que son socialmente muy valorados. Esto quizá
sea debido a que la poesía japonesa nunca se propuso la expresión de la
personalidad del autor, sino más bien la comunicación de una experiencia muy
concreta totalmente desprovista de cualquier retórica y brillo y notable por su extremada sencillez.
"Haiku es simplemente lo que
está sucediendo en este lugar, en este momento."
Esta definición del haiku la dio el propio Bashoo, que es
considerado el padre del género.
Aunque, como hemos visto,
formalmente, es un poema breve, casi siempre de diecisiete sílabas distribuidas
en tres versos, de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente, no es el metro
lo que mejor caracteriza al haiku, pues el mismo Bashoo se saltó esas reglas
muchas veces. Lo mismo ocurre con la referencia obligatoria a alguna de las
estaciones del año, pues existen numerosos poemas, de Bashoo y otros, donde no
hay referencia estacional.
Lo que caracteriza al haiku y lo
distancia de otras formas poéticas es su contenido. Un haiku trata de describir
de forma brevísima una escena, vista o imaginada. Entonces, ¿cuál es el fin del
haiku?, ¿la belleza, el Zen, la ascesis, el misterio del universo o la suprema
importancia del suceso más pequeño?
Para Bashoo el haiku era un
camino al Zen. Buson lo consideraba un arte más cuyo fin era la belleza. Para
Issa la expresión de su amor por las personas, los animales, las cosas.
En cuanto a lo estacional de esta
poesía hay tener en cuenta que el calendario japonés es un calendario lunar (en
general va con un mes de retraso con respecto al occidental) pero algunos
tópicos estacionales pueden coincidir :
La primavera se identifica con la floración de ciruelos, cerezos,
sauces, el canto de las aves, las siete flores de la primavera, etc. El verano
traía consigo el canto de los insectos, las lluvias, las tormentas, la siembra.
Propio del otoño eran los patos, las garzas, las largas noches o la cosecha del
arroz. Finalmente el invierno venía acompañado de la nieve, la niebla, el
viento y los campos vacíos.
El poeta del haiku no es un fabricante de hermosura
(de arquetipos de belleza) sino un cronista de asombros.
El haiku es el fluir continuo, la vida a cámara lenta,
pero también la ubicación de un yo ante un aquí y ahora.
Figuras
fundamentales del haiku son Moritake, Sookan (siglos XV y XVI) Teitoku, Bashoo,
Kikaku, Saikaku, Ransetsu (siglo XVII), Shirao, Onitsura, Chiyojo, Buson e Issa
(siglo XVIII) Shiki, Ryuunosuke (siglo
XIX) Soojo, Dakotsu, Kyooshi, Boosha, Toota, Hakyoo (sigloXX)
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