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A partir de hoy voy a dedicar varias
páginas al estudio de la poesía
japonesa. Acepto toda clase de colaboración y crítica. Mi único propósito es
profundizar en el significado y comprensión de la cultura nipona en lo que se
refiere a la expresión poética. Cualquier aportación por pequeña que parezca
será de impagable valor.
Empezamos por el que, según Carlos Rubio
(El pájaro y la flor), es el primer poema de la literatura japonesa, anónimo, y
se copia en expresión japonesa y castellana:
Yakumo tatsu
Izumo yae gaki
Tsuma gomi ni
Yae gaki tsukuru
Sono yae gaki o
Hay ocho nubes
en palacio de Izumo,
el de ocho vallas,
donde mora mi esposa,
de ocho vallas guardada.
en palacio de Izumo,
el de ocho vallas,
donde mora mi esposa,
de ocho vallas guardada.
Añade Carlos Rubio:
“Este poema, que en el relicario de la poesía japonesa, el Kojiki, del año 712, aparece en labios de un dios, es
tradicionalmente considerado el primero de la literatura de Japón. Su modelo de
versificación, con cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas, probablemente heredero
del ritmo poético de canciones tradicionales muy anteriores a esa fecha,
marcará la pauta estrófica y silábica de la poesía futura. Ha sido diversamente
interpretado como epitalamio, conjuro, plegaria, propiciatoria en la ceremonia
del inicio de construcción de una casa. El número ocho representa la multitud”.
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