

CASTELLÓN
Me alejé de mi infancia, tan oscura
que apenas tiene luz en mi memoria.
¡Castellón!, cómo suena esa palabra
cuando el corazón rompe en tantas piedras
y la lluvia no riega los rastrojos.
Cómo suena en mis manos tu recuerdo
y de lágrimas llena mi alegría
ese jardín de rosas y de espinas
que clavas en mi carne endurecida
sin pensar que no hay sangre en mis arterias
ni viento que tapone mis heridas.
La nostalgia oscurece mis recuerdos
y a dejarte tendré que acostumbrarme
cuando al final de mis escasos bríos
me adentre en el sendero del silencio.
Vicente Barberá, 27-08-09.
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