sábado, 26 de enero de 2019

CLAUSURA DEL CURSO PRÁCTICO DE POESÍA JAPONESA

Estimados amigos: con la tercera sesión se clausura un curso interesante aunque breve, sobre la poesía japonesa. En él han participado Elena Torres, Mila Villanueva, Antonio Mayor y, en esta última sesión, intervendrán José Antonio Olmedo y Gregorio Muelas. Toni Alcolea (editorial Olélibros) ha sido el organizador.
Os incluyo información más detallada para los que ya han asistido y para los que tengan interés en hacerlo por primera vez.

viernes, 25 de enero de 2019

ESTA TARDE A LAS 19:00 EN EL ATENEO, FERNANDO DELGADO

Esta tarde no podéis faltar. Os espero.



             PRIMERA GEOGRAFÍA

En los mapas del sueño
se asciende hasta las cumbres
y se domina el aire
o se tocan los cielos
y se cae al vacío
en unas pesadillas que nos muestran
esa otra geografía
que hay dentro de nosotros.
Pero también es cierto
que, al despertar, los sueños
casi siempre se olvidan.

martes, 22 de enero de 2019

FERNANDO DELGADO EN POETAS EN EL ATENEO, EL 25-01-19 A LAS 19:00



LA MIRADA DEL MAR

¿Si Sorolla supiera que no se pinta el mar
porque la mar no existe?
¿Si supiera Sorolla que el agua no se inventa?
¿Si Sorolla supiera que lo suyo no es
una playa que acoja a los cuerpos desnudos
porque las nubes bajan del cielo hacia la tierra
y borran cualquier playa que les imponga el cielo
donde pueda la nube borrarnos la mirada?

Y es que quiso Sorolla llevar a los museos
a los cuerpos mojados y a las hermosas barcas
sin saber que las playas se bastan por si solas
para ser territorios donde los falsos cuerpos
corren como si el cielo fuera un jardín mojado.
Las aguas de Sorolla, lindas ensoñaciones,
pueden ofrecer sueños a quienes, ya dormidos,
se crean que la muerte lleva a un fondo marino.

Sorolla pintó olas, pintó nubes:
del sueño no pintó nada del sueño.
Es imposible ya su autorretrato
y el mar carece de olas que den música
al oído perdido como se pierde el ojo.

La mar rabiosa se lleva la mirada
como nos lleva el mar no se sabe hacia dónde.
Quizá adonde Sorolla no está ni se le espera.

lunes, 21 de enero de 2019

VICENTE BARBERÁ ALBALAT: MADRE

(EN EL SEGUNDO ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MI MADRE)

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MADRE

¿Cuándo vendrá la noche
con su tenue dulzura
     para alegrar tu rostro,
     para soñar con duendes,
                                            con besos,
                                            con caricias,
donde no vuelva nunca la tristeza?

Tus arrugadas manos
son débiles recuerdos de antiguas esperanzas,
        son nudos de otros árboles,
              son fragua de otros hierros.

Y en tus ojos se ve,
   perdido en la espesura,
   un grito, un desespero,
             un corazón herido
                                    en la senda inclemente
                                    del túnel que te espera.


(Vicente Barberá Albalat en Después del amor, Olélibros, 2019)

sábado, 19 de enero de 2019

FERNANDO DELGADO EN POETAS EN EL ATENEO, EL 25-01-19 A LAS 19:00



             LA DULCE VIDA

El cuerpo que las olas me trajeron a esta playa del sur
en los labios llevaba una rosa morada que tal vez me 
                                             ofrecía.
O que le fue ofrecida por quien le despidiera
sabe Dios en qué puerto.
No sé si de ese modo pretendió compartir conmigo ese
                                            homenaje
o al darle yo la mano tendió su mano yerta
para que compartiera yo con ella su muerte verdadera.
Lo que sé es que me trajo con su ocaso mi tarde
y que en aquel crepúsculo
fuimos los dos un solo y dulce muerto.
Fue una muerte muy plácida y en la arena quedamos
como un solo cadáver,
expuestos a que el mar nos llevara consigo.
Si cuento esto ahora no es que, resucitados,
queramos convencer a nadie de que a la muerte vamos
y volvemos de ella
como si en ese viaje no perdiéramos nada.
Si cuento esta experiencia es porque,
acompañados en un viaje a la nada,
se vuelve de la nada también en compañía
y es el viaje más dulce.
Ahora los dos estamos en la arena
y somos esa arena que soporta tu cuerpo;
ese sol que acaricia tus vivísimas carnes
nos hace hervir de muerte sin diferencia alguna
de quien hierve de vida.
No hemos resucitado porque seguimos siendo
habitantes de un mundo donde sólo se cambia
acaso de postura.
Cuando extiendas tus brazos para que el sol te acoja
y tu cuerpo desnudo al sol quede entregado
no te extrañe que llegue de otro lugar la mano
que te invite a sentirte
mar, pez, arena...
O una simple medusa.