sábado, 27 de junio de 2020

VICENTE BARBERÁ ALBALAT: VERÁS, MI AMOR, I ("Después del amor", 2018, Olélibros)

VIENTE BARBERÁ ALBALAT, POR ISABEL ALAMAR

El zen como medicina, paz, sosiego… Nos lo recuerda Clarissa Pinkola cuando trascribe estos versos:

“Antes del zen, las montañas eran montañas
y los árboles eran robles.
Durante el zen, las montañas eran troncos de los espíritus
y los árboles eran las voces de la sabiduría.
Después del zen, las montañas fueron montañas
y los árboles fueron árboles”.

El amor, según como se mire, produce desasosiego. A veces es causa de trastornos emocionales de imprevisibles consecuencias. Puede abandonarte y dejarte solo, con la nostalgia.


VERÁS, MI AMOR

I
Y en casa de mi abuela, oculto en un armario,
dormía un libro viejo: La Juanita.
Me lo llevé a la hora de la siesta,
la mirada cansina,
al amparo del roble,
en soledad sin techo,
al lado del romero y del tomillo.
Cubierto por la sombra
abrí por cualquier página:
la vida de la niña era en todo un ejemplo.
Empecé a dormitar
y a recrearme en ti,
porque tú eras mi libro y todos los recuerdos.
Al despertar, el libro estaba allí,
pero tú no.
Sólo el rumor de las abejas.
(Después del amor, 2018, Olélibros)

miércoles, 24 de junio de 2020

PILAR BLANCO: LA ORILLA DESOLADA


De Bruma de mar y tiempo (plaquette)

1.     LA ORILLA DESOLADA

Es el mar lo que abruma con su abrazo de roca golpeada.
La promesa de islas
es solo una mentira del recuerdo
que despliega sus velas y recoge
el gemido infantil de las gaviotas,
el bucle de su vuelo presentido.

Todo regresa al mar.

En su silencio rítmico golpea la marea sus tambores,
sus violines de agua,
y el olvido se ofrece mansamente a los ojos, lejos
del arañazo espino del invierno.

viernes, 19 de junio de 2020

VENUS


Clarissa Pinkola: “Lo importante no es el tamaño, la forma o los años y ni siquiera el hecho de tener un par de cada cosa, pues algunos no lo tienen. Lo importante desde el punto de vista salvaje es si el cuerpo siente, si tiene una buena conexión con el placer, con el corazón, con el alma, con lo salvaje”. Y sentir es una condición imprescindible para apreciar y gozar de lo que nos dice un poema. Muchos son incapaces de sentir nada ante un poema. Poder sentir y gozar del arte nos eleva y nos acerca a Dios. Para el autor es la mayor recompensa.
            Espero que el siguiente poema os haga sentir y disfrutar; imaginar otros mundos y vivir realidades soñadas; en fin, disfrutar.

VENUS

Un hombre  puede, a lo sumo unas cuantas veces,
arriesgar el silencio de su jardín cerrado.
Guillermo Carnero

Aparece la escarcha
sobre un grácil mantel
de un prado agreste.

El canto de los mirlos,
sus notas en el viento,
no turban el espacio
de verbena y lavanda,
en la alejada edad
de la inocente duda adolescente.

Es primavera,
el resplandor del orto borra
los últimos residuos de la sombra
y su luz suave se detiene
sobre los muslos presentidos
de una Venus.

(Decidme si en la noche opaca,
sin lumbre en el candil,
un hombre puede
permanecer
en silencio).

Por eso al observar
desde el alféizar gris de su ventana
el perfil ondulado
de sus muslos brillantes,
sublimes de amarillo,
tendidos en la cama imaginada
apeló a su memoria
trasnochada y oscura.

¡Ah tiempos que ya fueron!

La evanescente bruma del rocío
su cuerpo acariciaba.

Bello día y el sol,
desde las verdes cumbres,
todos los árboles del cosmos
                                       protegía.

El aire columpiaba su cabello,
su boca acariciaba y su cintura.

Se acercó,
amante explorador
de pétalos de rosas,
para besar, furtivo, su sonrisa.

Pero no estaba. Ya era tarde.

El cuerpo de la diosa
           se escondió para siempre
                  en el azogue azul de su mirada.

(Después del amor, Olélibros, 2018)

martes, 9 de junio de 2020

VICENTE BARBERÁ: "LUCAS LUNA"





De Lucas Luna se ha dicho:

1-“Lucas Luna no solo es una novela sino una novela de novelas, todas ellas escondidas en los diversos capítulos y que nos invitan a un conocimiento mejor del mundo, no solo el interno sino también el externo y, por eso, creo que el libro debe leerse con mucho cuidado y profundidad.
             “Yo lo definiría como una ‘conjunción de experiencias’ interesantes, hermosas, divertidas y, en ocasiones, dramáticas, con lo cual esta novela no es solo un libro sino una búsqueda de una filosofía en la que se declaran las ideas múltiples de su autor y las experiencias que ha llevado a cabo a través de esta visión del mundo que aunque es el mundo de hoy, tiene la ambición de declararnos el camino del futuro”.
(Pedro J. de la Peña)

2-“Julio Cortázar, en Rayuela, pone en boca de uno de sus personajes esta sentencia: ‘Sin lenguaje no hay hombre. Sin historia no hay hombre’. Pues bien, aquí hay lenguaje y hay historia y en consecuencia hay hombre. Un hombre, Lucas Luna, que en el último capítulo nos dice: ‘Sé de sobra que, a pesar de todo, la vida hay que vivirla. Y es mejor hacerlo de manera positiva’. Y la novela concluye así: ‘Mañana cuando me levante, decidiré si vale la pena vivir el resto de días que me quedan de vida’. Nunca sabremos lo que decidió Lucas Luna, pero sí sabemos lo que cada mañana decide su autor, Vicente Barberá Albalat, para fortuna de todos quienes le conocemos y para fortuna de la Literatura”.
(Alejandro Font de Mora)

 3-“Libro interesante, instructivo (que muestra la evidente faceta pedagógica del autor) y de amena lectura. Altamente recomendable”.
(Antonio Mayor)

4--“Vicente Barberá Albalat, con una prosa ágil, sobria y certera, nos narra las vivencias de Lucas Luna, el protagonista. Sus reflexiones, experiencias y pensamientos, sobre todo, a través de los diferentes viajes que jalonan la obra. Todo ello produce una novela atractiva, con calidad literaria y con un ritmo muy vivo, que provoca en el lector un ávido deseo de continuar leyendo”.

                                                                                                            (Juan Luis Bedins)

5-“¿Quién es Lucas Luna? Es educador, poeta (no se pierdan la carta de Ángeles ‘Una semana sin ti: Me invade la soledad y la melancolía me hace daño’. O, en otro capítulo, cuando quiere describir a una buena moza: ‘Su cuerpo, magnolia derretida y girasol dorado, se inclinaba perfumando y se entregaba a las olas del viento’). Viajero empedernido (podría ser un guía turístico internacional). Se atreve con la física cuántica cuando nos habla del sueño, de otros mundos, y se vuelve filósofo ‘en la curiosa reunión de aniversarios’ cuando razona sobre la objetividad, subjetividad y la verdad”.

(José María Canós)

6-“Termino ahora la lectura de tu novela Vicente Lucas Barberá Luna, muy bien escrita, amena, honesta, que me hace recordar uno de mis versos ‘solo cuando llegas das por cumplido lo vivido’".

(Rafael Soler)
  
7-“El amor familiar y fraternal con esos amigos, el erotismo de algún encuentro, el detalle en la descripción, lo irónico en algún momento; todo son elementos que llenan el decurso narrativo de esta excelente obra Lucas Luna. Obra honesta y elegante , divertida por momentos, en otros reflexiva, que muestra la destreza y el dominio de un escritor curtido que envuelve sus páginas con ese encanto que invita a los lectores con la seguridad de que no les dejará indiferentes”.
(Francisco Cejudo)

8-“La novela tiene todo el aroma de una autobiografía novelada, vie romancée, de las que se destacan los viajes, que confirman el esqueleto de la novela, por lo que el autor sigue oculto apropósito tras los otros co-protagonistas. El viaje tiene valor iniciático y con sentido de empresa en sí misma. La novela escrita en lenguaje coloquial, recuperadora de la frase hecha y el tópico, con renuncia expresa de cualquier lenguaje académico o intento de experimentación, pretende dibujar a un protagonista, Lucas Luna, popular, cercano, desbordado por la vida”.
(Ricardo Bellveser)
  
9-“Es la vida de un hombre muy viajero, con muchas ganas de vivir que rememora esos viajes lejanos y su infancia a veces. Lucas Luna es auténtico, a veces políticamente incorrecto porque cuenta las cosas sin tapujos, sin ese cuidado que se tiene hoy en día a la hora de escribir para que no digan que uno es esto o aquello (...) Te la lees deprisa porque tiene el ritmo de lo asequible, el ritmo de la prosa que ha de llegar al lector que quiere entender lo que lee…”.
(Magda Villarroya)

(Los vídeos son, respectivamente, de: Virgilio Fuero y Vicente Barberá Laínez)


jueves, 4 de junio de 2020

VEINTE PRIMAVERAS MENOS


“La intuición es el tesoro de la psique de la mujer. Es como un instrumento de adivinación o una bola de cristal, por medio de la cual la mujer puede ver con una misteriosa visión interior”. Así empieza Clarissa Pinkola un capítulo de su libro Mujeres que corren con los lobos, un ensayo en el que la autora indaga sobre el interior y la conducta femenina como  arquetipo de “La Mujer Salvaje”, basándose en cuentos cuyo contenido explica de manera psicológica principalmente a semejanza de lo que hizo Freud con los sueños. Lo que me interesa resaltar es la circunstancia del valor que da a la intuición en la mujer. Particularmente creo que es una característica destacada y envidiable que para mí quisiera yo. La intuición en la mujer llega a extremos insospechados. A veces es capaz de predecir acontecimientos, adivinar situaciones y conductas —por indicios, supongo— propios de un ser privilegiado. Los que no tenemos esa habilidad hemos de darle vueltas a la cabeza esperando que la razón nos dé la solución a nuestros problemas. Y muchas veces no lo conseguimos. No tenemos más remedio que esperar a que la benemérita inspiración nos eche una misericordiosa mano para escribir algún poema o tirar nuestros versos a la papelera después de varias horas de inútiles esfuerzos.
            Y no importa la edad:


VEINTE PRIMAVERAS MENOS

Cuesta abajo en mi rodada
Alfredo le Pera

Si yo tuviera 20 primaveras menos,
y sintiera en la noche
tu aliento entre las sábanas,
y un beso de pasión en nuestros labios
me diera el verde amor del que hoy no gozo
y en la luz del ocaso te viviera…

Si yo tuviera 20 primaveras menos
bebería en tus senos de petunia,
cubriría de versos tu mirada,
te ofrecería, amor, toda mi vida.

Hoy, en mi opaca soledad,
sólo tengo añoranzas que ofrecerte.