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De izquierda a derecha: Antonio, autor dela crónica, María Teresa y Vicente |
IX ENTREGA DE POETAS EN EL ATENEO.
RAFAEL SOLER
El jueves, 15
de diciembre, 2016, a las 19 horas, tuvo lugar en la sala Sorolla del Ateneo
Mercantil de Valencia una nueva lectura homenaje a un poeta valenciano, en este
caso Rafael Soler.
Vicente Bosch, directivo del Ateneo, con unas palabras de bienvenida a los
asistentes y de gratitud al poeta invitado, introdujo esta novena edición del
proyecto Poetas en el Ateneo.
Vicente
Barberá presentó a Rafael
Soler, poeta valenciano residente en Madrid pero con vinculaciones cada vez
más estrechas con los poetas de aquí, en especial con el grupo Limonero de
Homero, en cuya tertulia conoció a Rafael.
Barberá introdujo al autor, destacando
su obra tanto novelística como poética. El autor ha publicado las novelas El grito (1980, reeditada en 2015), El corazón del lobo (1982, reeditado en
2013) El sueño de Torba (1983) Barranco (1985) y los libros de relatos Cuentos de ahora mismo (1980) y El mirador (1982)
Como poeta
tiene publicados los siguientes libros: Los
sitios interiores (Sonata urgente) (1980), Maneras de volver (2009), Las
cartas que debía (2011), Ácido
almíbar (2014) y No eres nadie hasta
que te disparen (2016). Ha publicado también dos antologías, Pie de página (2012) y La vida en un puño (2011).
Rafael Soler ha sido reconocido con
números premios entre los que destaca el Premio de la Crítica Literaria
Valenciana, en 2015. Otros premios son el Cáceres de novela (1982), el Ateneo
de la Laguna, de relatos, en 1981; Ámbito Literario, de novela, en 1980, y un Accésit en el Premio Nacional Juan Ramón
Jiménez, en 1980.
Rafael Soler (1947) ha sido profesor
titular en la Universidad Politécnica de Madrid durante más de treinta años,
pero ha encontrado siempre mayor satisfacción en su tarea como escritor,
especialmente como escritor de poesía. Y ello a pesar de dejar transcurrir casi
30 años sin publicar. Para él la poesía es la gran experiencia vital, siempre a
partir de “la vida bien vivida, bien bebida”. La poesía le ha proporcionado más
satisfacción que la novela. Dice que la poesía da amigos y construye tipos
afectivos y cita la clasificación de los
poetas en dos clases, los que escriben para que les quieran y los que no saben
que escriben para que les quieran.
Bajo el
interrogatorio de Barberá, se refiere el poeta a las recientes reseñas críticas
aparecidas en prensa, la de Ricardo
Bellveser, en El Mundo (Valencia) y la de Sergio Arlandis, en Posdata para decir que más que un poeta atípico
y transgresor quiere ser un poeta auténtico. Pero al final reconoce cierta
atipicidad, la de un poeta “encriptado” como profesor en la vida universitaria
madrileña.
Como es
habitual en estos encuentros, y para conocer su peripecia vital, se proyectan algunas fotos que el poeta
fue comentando, fotos con novelistas y poetas, con Ramón Hernández, en el café
Comercial de Madrid, con el escritor Holandés Cees Noteboom, en Lima; con otros
poetas como Caro y Morales; con los novelistas Merino y Puértolas, en las Mesas
sobre Novela en Guadalajara. Comenta con especial agrado la foto de la recogida
del Premio de la Crítica en Valencia, por Ácido
almíbar, en 2015. Hubo más fotos: en Kioto, en la presentación
de la traducción al japonés de Maneras de
volver; en Piedrabuena (Mayo de versos) con Nicolás del Hierro; con la
Junta directiva de la Asociación de Escritores; con Luis Alberto de Cuenca en
una presentación de Ácido almíbar; con
otros poetas y el editor de Vitrubio.
Se le entregó
(aunque no pudo proyectarse por problemas técnicos) una ilustración videográfica de su poema “Mudar la piel para cambiar de casa”, montada por Virgilio Fuero quien también recitó el
poema.
Barberá somete al autor, como es
habitual, a un cerco de preguntas.
Comenzó por aspectos de No eres nadie
hasta que te disparan, destacando polémicas afirmaciones como “No es más largo el amor cuando perdura”,
“Durando se destruye”, etc. Se interroga al autor sobre este libro (¿Quién
es el asesino?, ¿Por qué se llama Abel?, si es más una novela que un libro de poemas).
El autor sostiene que es un libro de poemas y que la trama policiaca y
cinematográfica es sólo un tenue hilo conductor que sugiere: “Estamos en sugerir, para que el lector llene
los huecos”, dice el poeta.
Vino luego una
avalancha de preguntas rápidas a las
que el autor supo sobrevivir con humor y ligereza mental:
—¿De qué forma
te gustaría morir? —Nunca encuentro la
manera de querer morir.
La vida es un accidente, un atropello
consentido. La vida suma lo que quisimos ser y lo que somos.
—¿Conoces
tanto a las mujeres? — Sí, si no, no
podría hablar en nombre de Elvira (En No
eres nadie hasta que te disparan). Perdonan
más ellas. El rencor, la envidia y los celos destruyen la convivencia.
—¿Qué admiras
más en la gente? —La franqueza.
—¿Qué te
gustaría ser si no fueras lo que eres? — Lo
que soy. Yo mismo otra vez; y si no, El Padrino, 2ª parte”.
—¿Qué detestas
de los poetas? —Exceso de vanidad, no la vanidad (siempre un punto necesaria).
—¿Plagiarías a
Dámaso Alonso? —No.
—¿Dónde te
gustaría vivir lo que te quede de vida? —Cerca
del mar, en el Mediterráneo; en concreto en Jávea.
—Persona viva
admirable. —Sor Verónica, una hermana
enfermera en un hospital para enfermos de sida que visitamos en Zambia.
—Tu comida preferida. —Canelones, me recuerdan a los de mi madre
(Mi mujer sólo me los hace por mi cumpleaños)
—¿Música o
poesía? —Música y poesía. La música como
arte es también poesía.
—¿Te gustaría
pilotar un avión? —No tengo especial
interés.
—¿Cómo te
gustaría morir? —Sin enterarme. (Me
parece extraño que te nazcan y te mueran, sin permiso).
Con frecuencia
para apostillar sus afirmaciones el
poeta ha ido leyendo poemas suyos. Comenzó con “Nunca abofetees a un tipo que masca tabaco”, un poema del cuaderno
de Martín de No eres nadie…Recitó más
adelante “Epílogo, y no”, del mismo
libro, y “Guía para un lector necesitado”, de La vida en un puño.
Entre las
preguntas se intercalan lecturas de sus poemas por parte de otros poetas o asistentes. Pascual Casañ lee el poema “Llámame si puedes”, Ricardo Bellveser lee “Se nos
apaga el mundo (cine puro)” de Maneras
de volver y “El viaje es lo que
importa”. Antonio Mayor lee el
poema “Un poco más de ella”, de Maneras de volver, no sin antes
dedicarle unas palabras en su nombre
y en el del grupo Limonero de Homero:
“Estoy aquí, voy a leer este poema de
Rafael, no sólo en nombre propio, como amigo de Rafa, oficio en el que me
siento cómodo porque él es tan generoso que lo hace casi todo y con mucho
estilo. Recoge versos de uno y te los recuerda con admirable oportunidad, y también
te da magníficos abrazos; así que la amistad con Rafael es pan comido. No
puedes rechazársela.
Pero decía que estoy aquí también en
representación del grupo Limonero de
Homero. Sentimos en él a nuestro valedor en Madrid y allá por donde va.
Hace unos meses lo tuvimos en nuestra tertulia de los jueves, en la que nos
leyó sus poemas y nos declaró y aclaró su poética. Aprendimos mucho de él, de
su originalidad temática, de su innovación sintáctica y del aire fresco que
circula en el manejo de su castellano poético-conversacional. Por eso hoy
quiero leer este poema suyo, uno más entre los magníficos poemas de cualquiera
de sus libros. Gracias por tu amistad y por tu maestría”.
Al acabar este
cóctel de preguntas, reflexiones y poemas, recitados por el poeta y por otros
asistentes, se abrió el coloquio. A
parte de las apreciaciones críticas de poetas como Bellveser o Arlandis que
señalaron las técnicas casi cinematográficas y las tomadas del guión de cine,
con las innovaciones sintácticas, el tono original y atípico de sus poemas, las
preguntas se centraron en la poética de nuestro autor. Elena Torres pregunto qué era para él más
importante, si la razón o la emoción. Rafael contestó que la Pasión. He
hizo un elogió del impulso poético que nace de vivir intensamente la vida. Gran
viajero, elogió también la vida como viaje “El
viaje es lo que importa”. Barberá recordó
a Alejandra Pizarnic y preguntó a Rafael por su prosa sin puntos ni comas.
Rafael contestó que se siente cómodo en ella, que no cuenta sílabas, que los
versos brotan así con más naturalidad y que a veces permiten posibles versiones
y pueden enriquecer la lectura, que el lector pone mentalmente los signos que
faltan. Pedro José Moreno preguntó si
su último título era más novela que poesía. A lo que Rafael contestó que era un
libro de poemas y que cada poema se sustentaba por sí mismo y era posible su
lectura exento de los demás. Lo que no ocurre en la novela. Vicente Bosch se interesó por el panorama
de la poesía actual y nuestro escritor aludió a la ebullición editorial. Entre
450 y 500 editoriales nuevas están surgiendo anualmente en los últimos años.
Hay muchos poetas, actos, autoediciones… Otra cosa es cuántos de esos poetas o
editoriales quedarán. Joaquín Riñón
preguntó qué poetas le habían influido más. Tagore (luego preterido) Vallejo,
Lorca, Claudio Rodríguez, contestó. A Neruda lo leyó pero ahora no lo tiene
entre sus poetas favoritos. Antonio
Mayor preguntó qué escritores de novela habían influido en su concepción de
qué sea una buena técnica de novelar. Citó el poeta a Rulfo y su Pedro Páramo como el más influyente en
su modo de novelar.
Para terminar
el acto se pidió algún voluntario para recitar el poema que figuraba en el dríptico
del programa, “Lo mejor de cada casa”, que leyó Blas Muñoz, finalizando esta
entrega de poetas en el Ateneo con tanto éxito como las anteriores.
Valencia,
21 de diciembre de 2016
Antonio
Mayor