sábado, 13 de enero de 2024

LA VIDA QUE VIVIMOS. Reseña de PEDRO GARCÍA CUETO: LA HONDURA EXISTENCIAL DE VICENTE BARBERÁ EN LA VIDA QUE VIVIMOS.



LA VIDA QUE VIVIMOS
(Vicente Barberá Albalat, Olé Libros, 2023).
Reseña de
PEDRO GARCÍA CUETO:
LA HONDURA EXISTENCIAL DE VICENTE BARBERÁ EN LA VIDA QUE VIVIMOS
Vicente Barberá es un acreditado poeta que ha publicado ya una obra muy prolífica, además fue docente e inspector de educación. Barberá tiene la capacidad de crear un lenguaje que nos asombra, puro misterio que desvela nuestra identidad. Lo hace con La vida que vivimos, editado por la magnífica Olé libros, que lleva a buen puerto el editor Toni Alcolea, un libro donde los poemas crecen como hojas, dejando un árbol frondoso y hermoso.
Tanto es así que escribe los poemas como si fueran traslaciones de un poder interior, de un mundo subterráneo que le habita y logra conmovernos. Como dice en el poema que comienza con:
“A superar los golpes me enseñaste / y a convivir con ellos cuando fue necesario / porque momentos hay en nuestras vidas / en los que arrecia el frío de la estepa / y los jilgueros, todos, / sienten el malestar de los olivos / y pagan el peaje de antiguas soledades”.
Nos habla sin duda a todos nosotros, ese peaje de antiguas soledades somos los seres humanos que respiramos una vida que a veces nos traiciona, una desolación que nos deja heridos para siempre. Pertenece al apartado de “El verano”.
Pero va más allá, el poeta valenciano va creando un lenguaje que es espejo donde mirarnos, un deseo de cantar la vida, así se embelesa ante la primavera, porque, como si concitase a Garcilaso de la Vega, late en él el Renacimiento, su universo y su paisaje:
“Todo vive y revive. Me pertenece todo”.
Luz que ilumina, donde desfilan fuentes, ríos, flores, abejas, todo el paisaje que se va tejiendo en los versos luminosos del amanuense que es Barberá, no solo un copista del lenguaje, sino un inventor, un traductor también del mundo y de su belleza.
Y en el apartado del Otoño nos dice, evocando las nubes cernudianas:
“Las nubes que amenazan / son lluvia en el espejo, / reflejo de perdidos resplandores / en rocas movedizas / que arrastran la corriente movediza”.
La vida y su transcurrir nos envuelve, en la lluvia nos vemos reflejados, por ello, en las estaciones del año varía nuestro estado de ánimo. Dejamos en la corriente movediza los lugares amados, los besos no dados, las palabras no dichas. Vicente Barberá sabe que la vida es pérdida, pero también amanece de nuevo para que recobremos el sentido del vivir.
Y en el apartado dedicado al “Invierno”, hay una máxima, vivir por encima de todo, porque el libro es también una enseñanza:
“Nadie es feliz eternamente / y aún tengo que vivir hasta que muera. / Tengo también que atravesar / la soledad, que fluye en el silencio. / En su no ser materia nos agobia / con cadenas inanes devenidas”.
Indudablemente, este libro es la enseñanza de un hombre sabio, que ya encadena tiempos, experiencias y que hace del verso un tejido hermoso que trenza como si amaneciera el mundo de nuevo. No es un libro triste, porque hay esperanza y luz, aunque el ocaso nos aceche, Vicente Barberá escribe con belleza y nos ilumina, nada más y nada menos.

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