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Isla James Bond en Tailandia |
entran
entran
salen
queda a
veces en su mente una sombra oscura
interior
que impregna las rocas que pinchan
zarzas sin
flores de sabor a hierro
o sápidas
nieblas de azufre
fruto rojo
rodando sin reposo
rodando y
rodando
en
torbellinos sin sosiego
nunca como
nenúfares o lirios
intentando
bailar en el aire
en el aire
en el
soneto del viento sin música aparente
en el
fondo de los sépalos
ya sin
vida
sin
ángeles ni salidas
densa
oscura y
negra
manchada
como un eclipse irreal
entran y
salen
el óxido
los
cuervos
la zozobra
y no hay
escapatoria
cada vez
más profundo el hoyo
el fuego
las llamas
la hoguera
siguen
llenando el pozo
ahora
vienen luego van
mariposas
gusanos
luciferes
se pasean
entran y salen
sin
sosiego ni tregua
dibujando
llantos
miserias
tempestades
ya no
quedan verdes ni azules
lirios
claveles
amapolas
se fueron
sólo
quedan pétalos hediondos
que se
hunden en el pozo de
fantasmas
delirios
y miedos
la mente
torcida
sin tiempo
ni forma
perdida
ya no vaga
se pierde se pierde
y pesa la
risa y la brisa
y recoge
el llanto
y el canto
se mece en el hialino cauce
y se
mezcla con el lodo estridente
ya ni
llora ni clama ni ríe
sufre con
gritos de herrumbre
mientras
queman su mente las llamas
y
encienden sin fuego sus ansias
las
oscuras puertas de la muerte
***
los
llantos, la espuma y el miedo
ya no entran
ni salen
lo cubren todo con cínica risa
fundido en
el fondo del valle
cubierto de hierba
verde verde verde
y azul
(Vicente Barberá Albalat)