lunes, 5 de agosto de 2019

VICENTE BARBERÁ ALBALAT: DESPUÉS DEL AMOR



Estimados amigos:
Sabéis que después de un Plácido Domingo viene una caluroso lunes, pegajoso y monótono para los que estamos sufriendo la canícula de este verano, aunque tengamos las ventanas de nuestros apartamentos abiertas. Por eso os quiero distraer  con este poemita dedicado a mi padre, que falleció en los últimos suspiros del pasado siglo. Los que conozcáis el soneto a mi tío Angelino podréis entrever aquellos tiempos de la posguerra en una noria a la que mis tíos acudían semanalmente a recoger productos de huerta. En verano era cuando aparecía yo de vacaciones a disfrutar con la familia de mi querida abuela paterna. Todo un cúmulo de imágenes a las que me transportan estos versos que espero os gusten.
Feliz mes de agosto.


CANGILONES DE ALEGRE NORIA

Cangilones de alegre noria
que riega en el albor de cada día
los campos que con tanto amor labraste.
No fue baldío, padre, tu trabajo.
El granado en el lomo del bancal,
conde crece la hierba, hoy agreste,
me acerca tu silueta y me conforta.

Perdido entre las sombras de mi infancia,
amaneces borroso en mi memoria.
Zurrón,
     pan de centeno,
          arenques fritos con pimiento,
              vino en la bota,
                   aceite luna cielo,
                        ensalada,
                             campanas…:
melancolía que me acerca tu presencia
por sobre las higueras y los pájaros,
el torpe caminar del negro escarabajo
con su sucio botín.

¡Ah la luz reflejada en tu frente,
donde se funden el tiempo y la mirada!

Es una sinfonía interminable,
real e incomprensible al mismo tiempo,
cuando, por fin
            ya vienes de lo oscuro
                       a reír conmigo
en esta larga noche sigilosa,
    que es nada sobre nada
            si el viento deja de silbar
                       y callan las campanas de la iglesia
                                                                      para siempre.

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