domingo, 22 de marzo de 2020

PRIMER ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JOAQUÍN RIÑÓN


            DÉCIMO DÍA DE MI ENCIERRO

            A MIS AMIGOS:

Ayer a las 20:00, de nuevo la gente empezó a aplaudir con entusiasmo. El aplauso más cerrado y homogéneo hasta la fecha con los ladridos del perro habitual durante todo el rato (cuatro minutos). En la avenida de Francia sonaban con mayor fuerza y los gritos perduraron durante un minuto más. Sonaron varios petardos. A las 21:00 larga cacerolada para la comparecencia del Jefe del Gobierno.
            De nuevo entré en Internet para obtener datos estadísticos oficiales sobre el COVID-19, según “El País”:


-Muertos-
-Infectados-
-Curados-
Italia
  -4 825-
- 53 578-
 -6 072-
China
  -3 261-
 -81 457-
-71 885-
Irán
  -1 556-
 -20 610-
 -7 635-
España
  -1 351-
 -25 000-
 -2 125-
Mundo
-12 642-
-291 595-
-93 761-

Autonomías españolas (fallecidos): Madrid, 804; Cataluña, 122; País Vasco, 86; Castilla-La Mancha, 84; …, Comunidad Valenciana, 50.

            Reflexión: Si la vida es un regalo, ¿por qué tenemos que darle vueltas y más vueltas a la muerte? En estos momentos más que nunca hay que evitar los pensamientos negativos por lo cerca que tenemos y por las circunstancias que rodean al COVID-19. Las cosas son como son y no  siempre las  podemos cambiar: hay que aceptarlas. El miedo (y el pánico en su mayor expresión) no sirve para nada. Lo que tenemos que hacer es seguir todas las recomendaciones de las autoridades sanitarias. “El miedo es una emoción dolorosa generalizada que nos hace temer las consecuencias de nuestra acción u omisión y que merma o paraliza la actividad privándonos de libertad. Se temen peligros y amenazas reales o imaginarias que modifican nuestra percepción creando ansiedad y patologías. Uno de los miedos más frecuentes en nuestra civilización occidental es el que se tiene a la muerte. Pascal decía: ‘El hombre es un animal que sabe que va a morir’”.
            Lectura. Hoy, a las 6 de esta mañana, se ha cumplido un año de la muerte de un gran poeta y amigo: Joaquín Riñón. Después de una enfermedad larga y dolorosa sobrellevada con ejemplaridad nos dejó, pero sigue vivo en sus poemas, en el libro que os recomiendo: Memoria crepuscular (Olélibros, 2018). Más abajo transcribo uno de tales poemas.
            Son las 11 de la mañana. Hoy es un día triste para mí. Una buena amiga está infectada por el COVID-19. Desde aquí le envío mi mejor energía positiva y rezo, a mi manera, para que se recupere cuanto antes. El día está nublado, aunque aparece tímidamente el sol. La calle sigue desierta y la soledad se aprecia en todas las grietas de las colmenas que rodean mi ventana. El paso del autobús 94 por la Alameda distrae mis pensamientos. Pero está claro que esto pasará y que las cosas volverán a vibrar, aunque es cierto, y propio de la evolución, que algunas cambiarán para bien.


AUSENCIA DEFINITIVA

No hay realidad sino oquedad
harapos de ausencia
en la deriva de la luz
que albergan nuestros ojos.

Debemos aprender la metafísica
del fondo sin su peso de vergüenza.

Nada hay cruel físicamente en la muerte.
Nadie teme lo eterno
             cuando ve        
que el cansancio es totalmente definitivo.


El abrazo de todos los días.

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