martes, 18 de agosto de 2020

UNA FOTO, UN DESEO Y UN TANGO


UNA FOTO, UN DESEO Y UN TANGO

La FOTO es de mi nieto de 8 años, hecha en Peñíscola, y en ella estoy acompañado de una hija y de una sobrina disfrutando de las mieles del verano. El DESEO es que os toméis una cerveza helada o un vaso de vino blanco frío, muy frío, sentados a la sombra suave y fresca del mar paseándose por vuestra cara, lamiendo vuestro rostro. El TANGO es una declaración de amor, porque el amor, y lo sabéis todos, “es la mejor goma de borrar que existe”.


TANGO ENTRAÑABLE

Y pasé la vida masticando sueños.
Cacho Castaña,
(en una de las versiones de
La Cumparsita.)

Estoy almacenando mis tristezas
como un rosario unidas al dolor,
sobre un incontrolado sufrimiento.

Quisiera en mis recuerdos retener
las letras de los tangos inmortales,
las palabras que narran sus historias.
Y en un solo poema reunir
las angustias, pesares, desengaños…,
que todos ellos cantan y pregonan.

Me gustaría componer los tangos
de Discépolo, Mores y Gardel;
de Piazzola, Salgán, Canaro y Manzi.    
Ser canto, pregonero, bandoneón…,
todo a la vez: amor y desamor,
viento, lluvia, cristal, acero, lágrimas...

Todo a la vez, para sentir flotar
el corazón repleto de aventuras
al lado de la luna y las estrellas,
suspendido en el brillo de la noche,
porque es de noche cuando el tango sale
y se hospeda en las sombras de la muerte
y en las farolas de nimbadas luces;
cuando el alma porteña se estremece
volando por el techo de las penas.

Me gustaría ser el corazón
del tango y penetrar en su argumento.

Quisiera saturarme de su aliento
en esas noches que la luna muerde,
triste, en la oscuridad, sin brillo y sola,
perdido en tu teclado, bandoneón,
entre tus letras y lamentos viejos,
y en mis oídos recrear tu canto,
pero esta vez repleto de alegría.

Y poderlo bailar,
                             especialmente,
entre los suaves brazos de una porteña hermosa.

(Vicente Barberá Albalat, De amor y sombras, Páginacero, 2014)

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