lunes, 2 de diciembre de 2024

ALEJANDRO ARGENTINO FONT DE MORA


 

ALEJANDRO ARGENTINO FONT DE MORA

es una persona sorprendente y extraordinaria. Como una estrella, donde ha estado y en lo que ha hecho, ha destacado: política, pintura, poesía, medicina… y ahora EL TANGO.
El día 4 de este mes estará entre nosotros, según se especifica en el cartel.
Para los que vivís cerca de Valencia o en Valencia, es una invitación.
Para los demás, amantes o no del tango, una información valiosa de un artista genial.
En El Confidencial, del 01-12-24, aparece el siguiente artículo.
Alejandro Font de Mora y el tango.
En el Gobierno valenciano de Francisco Camps fue portavoz, conseller de Presidencia, también de Educación, Cultura y Deporte. Además de presidente de las Cortes Valencianas. En todo ese tiempo la relación entre Valencia y el tango no parecía excesivamente íntima, aunque había una pasión fraguándose.
Alejandro Font de Mora, nuestro protagonista, había sido todavía más cosas en los laterales de la política: médico forense, prolífico autor de libros de poesía, pintor… y desde hace algunos años experto en tango, al punto que firma algunos de sus trabajos como Alejandro A. Font de Mora, con A de argentino.
De su visita a la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), donde presentaba su libro 30 tangos y canciones y un homenaje a Borges, el canal Telefe daba cuenta hace un año que “en el atardecer de Recoleta se escuchó al autor cantar las teclas de mi piano suenan a dolor”. Unos días después actuó en el Ateneo Popular de La Boca.
Estos días anda en la corrección de su próxima obra, que se llamará Revolcaos en un merengue, parafraseando la letra del Cambalache de Gardel. Antes de explicar el sentido de su publicación, se arranca a cantar: “Vivimos revolcaos en un merengue / Y en el mismo lodo todos manoseaos / Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor / Ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador / Todo es igual, nada es mejor”.
Aunque Font de Mora escuchaba en su infancia, en los cincuenta, a Gardel ―“en la radio siempre ponían tango”―, no fue hasta hace más o menos una década cuando el ex súper conseller hizo de su oratoria facundia. Y del tango su nuevo ritmo vital. Hasta el punto de propiciar la Academia Valenciana del Tango, la única en Europa, conectada directamente con la Academia Nacional del Tango de Argentina.
Cuando el Diari Oficial de la Generalitat (DOGV) oficializó su constitución ―como entidad civil―, cundió la extrañeza. También las críticas por considerar que se trataba de una arbitrariedad fruto de la vinculación del organismo con el político popular. Ante los recelos de quien Font de Mora considera irónicamente “sus amigos”, ha decidido apartarse de la directiva. Pero no de su propósito.
La trastienda de la Academia implica a más protagonistas. Si Font de Mora se convirtió al tango al descubrir, trasteando con su obra poética, a Alfredo Le Pera ―letrista de Gardel; murieron juntos en el accidente de avión de Medellín―, fue en una entrevista cuando un periodista le dio la pista definitiva: “Tienes que conocer a dos músicos geniales de tango que han llegado a Valencia”, le dijeron. Y Font de Mora, todavía sin la A de argentino a cuestas, se plantó ante aquellos músicos: son Daniel Binelli y Polly Ferman.
Binelli, de Quilmes, es uno de los músicos de tango más destacados del mundo. Bandoneonista (que viene del bandeón, instrumento a fuelle de la familia de la concertina), nominado varias veces a los Latin Grammy y continuador del legado de Astor Piazzolla. “El tango es una danza, y no se jode con eso”, le tituló Clarín. Polly Ferman es pianista uruguaya, habitual de escenarios como el Carnegie Hall de Nueva York, el Takemitsu Hall de Tokio, el St. Martin in the Fields de Londres, el Teatro Colón de Buenos Aires, el Centro Nacional de Artes Escénicas de Beijing… Desde hace unos meses es también la presidenta de esta nuestra Academia Valenciana del Tango.
Binelli y Ferman, pareja, viven en Valencia después de una larga estancia en Nueva York. Un viaje de Ferman a Portugal que acabó derivando en un concierto en Godella, junto a Valencia, le hizo descubrir lo que ella considera “el lugar perfecto”. “Vine hasta tres veces y le dije a Daniel: ¡Nos tenemos que mudar a Valencia! Él me dijo: ¡Pero si querías que esparcieran tus cenizas por la Quinta Avenida! Y le contesté: pues tendrá que ser en el Mediterráneo”. Se acabaron mudando poco antes de la pandemia, algo que Polly Ferman considera una intuición. “¿Qué hubiéramos hecho en pandemia dos músicos sin trabajar, sin ingresar, en una ciudad cara como Nueva York?”. Aunque siguen viajando allí a menudo, donde actúan y encabezan varias organizaciones o para la promoción de la cultura latinoamericana, su sede en Valencia, creen, les ha hecho darse cuenta de que “aquí la gente tiene tiempo para juntarse, todo es luminoso”.
Cerca del barrio de San Marcelino, la conexión entre ellos y Font de Mora fue definitiva para dar forma a un vínculo imprevisto: el desarrollo valenciano del tango. “Nos allanó el camino. No sé si nosotros solos hubiéramos podido”, comentan.
Sus propulsores buscan acercarse a la inmigración argentina en Valencia y ahondar en los antecedentes valencianos, no demasiado abundantes, y que apenas cuentan con la relación de Concha Piquer con el tango y la figura desconocida de Tani Zerja, una valenciana que se abrió paso en los años veinte del siglo pasado (“la gentilísima artista española que ha aprendido la canción criolla en el mismo Buenos Aires”, retrataba la prensa de la época).
Con A de argentino, con A de academia.


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