JUGAR CON EL CIELO
Si le asusta la luna
y le teme a los pájaros
y siempre mira arriba,
no sé si a las estrellas,
temiéndolas o no.
Y en la sombra del árbol
da vueltas y revueltas.
Y asusta al agua en las acequias
o desafía al mar con sus ladridos.
Si todo eso ocurre,
¿por qué trae esta noche
una luna en su boca,
en las orejas aves,
estrellas en los ojos
y peces en la cola,
y le cantan los pájaros,
y las aguas de pronto
iluminan la noche,
y el ladrido que entona
es el ladrido alegre
de un perro que se cree
que es Dios porque posee
la luna que buscaba?
Tiene todo el derecho
a ese hermoso espectáculo
para que no crea el hombre
que sólo él posee
el don de hacerse dios
y jugar con el cielo.
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