LA MIRADA DEL MAR
¿Si Sorolla supiera que no se
pinta el mar
porque la mar no existe?
¿Si supiera Sorolla que el agua
no se inventa?
¿Si Sorolla supiera que lo suyo
no es
una playa que acoja a los
cuerpos desnudos
porque las nubes bajan del cielo
hacia la tierra
y borran cualquier playa que les
imponga el cielo
donde pueda la nube borrarnos la
mirada?
Y es que quiso Sorolla llevar a
los museos
a los cuerpos mojados y a las
hermosas barcas
sin saber que las playas se
bastan por si solas
para ser territorios donde los
falsos cuerpos
corren como si el cielo fuera un
jardín mojado.
Las aguas de Sorolla, lindas
ensoñaciones,
pueden ofrecer sueños a quienes,
ya dormidos,
se crean que la muerte lleva a
un fondo marino.
Sorolla pintó olas, pintó nubes:
del sueño no pintó nada del
sueño.
Es imposible ya su autorretrato
y el mar carece de olas que den
música
al oído perdido como se pierde
el ojo.
La mar rabiosa se lleva la
mirada
como nos lleva el mar no se sabe
hacia dónde.
Quizá adonde Sorolla no está ni
se le espera.
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