LAS
PRUEBAS DEL CRIMEN
A Josefina Sempere
Al
igual que sospechas
de unas
miradas nocturnas su infamia
o del
aliento débil del amor,
de la
frescura de un beso tan diario,
de la
asonancia
de dos
pechos unidos
sólo
por el acento de los días,
quizá
porque te ha llevado todo
a una
locura incontrolada,
un
instante de silencio te baste,
como
certero golpe en la cabeza:
no
temas dejar pruebas
en esos
lugares que te marcaste con tiza,
pues
quién buscará
más
culpables con tantas evidencias.
Sólo
para ti reserva
el
veredicto que condena el crimen
de las
palabras que trazaste,
del
orgullo que liberó tu mano.
Pero
ten claro que todo lo escrito
fue siempre en defensa propia.
fue siempre en defensa propia.
(Sergio Arlandis, 2010)
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