POLAROID
DE CARTAGO
Catedral ensayada en piedra de selva,
Iglesia derribada. Nueva Cartago.
Más adentro los restos ahumados por las
humedades del bosque de Nuestra Señora de la Limpia Concepción del Rescate de
Ujarrás.
Junto a un idílico arroyo,
tus rodillas desnudas.
Humeaba el cercano volcán.
La
poesía de Antonio es verdaderamente interesante. Para los que nos gusta viajar
es sumamente evocadora. En este libro, con un estilo personal e
inimitable, sorprenden su originalidad y
contenido en cada una de sus 67 fotografías obtenidas por aquella máquina instantánea
que en algún tiempo hizo furor en nuestro mercado y cuya existencia duró poco.
Antonio evoca escenas de su vida —posiblemente algunas imaginadas— que
transportan a otros mundos y a puntos de vista —nunca mejor dicho— verdaderamente
sorprendentes. Por ejemplo en el poema que comento. Para disfrutar y sentir la
emoción de su contenido hemos que conocer de qué trata, y hoy tenemos para ello
numerosos medios. Nada menos —y que me corrija él si no lo sé describir— que
nos transporta a Costa Rica, donde vivió un tiempo conflictivo, y nos introduce
a un lugar de la selva donde se encuentran los restos de una iglesia del siglo
XVII que todavía es objeto de romerías y que influyó notablemente en las
creencias de los nativos por su importancia. Todo ello en un lugar del que
destaca la proximidad de un volcán, rodillas desnudas, el idílico arroyo y todo
lo que al lector le pueda evocar ampliando su imaginación. Cartago es la
provincia en la que está ubicada. A causa de numerosa enfermedades, hacia 1833
la imagen fue trasladada a Paraíso, población de unos 27.000 habitantes en la
que hoy se venera. Es la patrona de la policía y nombrada Capitana General.
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