LA SOLEDAD DE TI, A VECES, ES COMO UN
CASTIGO
Yo te vi al
otro lado de mi carne,
sentí tus ojos vítreos clavados en mi vientre
que se mostraba a ti desde esta ría.
sentí tus ojos vítreos clavados en mi vientre
que se mostraba a ti desde esta ría.
Dolors Alberola
No
eres de aquí sino del otro lado
del lado donde lloran las hormigas
junto a la nieve oscura de la noche:
del lado de los miedos y las sombras.
del lado donde lloran las hormigas
junto a la nieve oscura de la noche:
del lado de los miedos y las sombras.
Allí
estás siempre solo y dolorido
con el cristal quebrando tus arterias,
perdida la mirada en el infierno
y no sabes qué hacer ni qué pensar.
con el cristal quebrando tus arterias,
perdida la mirada en el infierno
y no sabes qué hacer ni qué pensar.
Y
yo que estoy aquí en este lado
iluminada, ardiendo de ilusiones,
con estrellas de pétalos de rosas
y amaneceres verdes de albahaca
tejidos con urdimbres y claveles,
me baño en este mar plata y azul
que surge como rama de las nubes
bajo el dorado sol de primavera.
iluminada, ardiendo de ilusiones,
con estrellas de pétalos de rosas
y amaneceres verdes de albahaca
tejidos con urdimbres y claveles,
me baño en este mar plata y azul
que surge como rama de las nubes
bajo el dorado sol de primavera.
Toda
mi fantasía en un suspiro
y tú en el otro lado tosco y gris
donde moran los hierros y el cemento
y las espigas pierden su cordura.
y tú en el otro lado tosco y gris
donde moran los hierros y el cemento
y las espigas pierden su cordura.
Y
entre los dos, se cierne una distancia
inescrutable llena de gusanos
indelebles, de arrugas y serpientes,
de ladrillos y polvo de ceniza:
inescrutable llena de gusanos
indelebles, de arrugas y serpientes,
de ladrillos y polvo de ceniza:
una
línea invisible que desune
dos lados, que son bordes de un abismo.
dos lados, que son bordes de un abismo.
Pero
ahora me acerco a tu presencia
y sé que alumbrarás la geometría
de tu infinita alcoba de marfil,
que abrazarás mi cuerpo con tu música
aunque arranques a tiras la piel de mis costados.
y sé que alumbrarás la geometría
de tu infinita alcoba de marfil,
que abrazarás mi cuerpo con tu música
aunque arranques a tiras la piel de mis costados.
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