El poeta José Antonio Olmedo, cronista del acto, en plena tarea (foto de José Luis Vila, del equipo de POETAS EN EL ATENEO) |
BLAS MUÑOZ PIZARRO EN POETAS EN EL ATENEO
Presentación
Un 25
de abril nacieron Leopoldo Alas “Clarín” y José Ángel Valente, y por azar del
destino, también un 25 de abril —o quizá por justicia poética— el poeta Blas
Muñoz Pizarro visitó el ciclo Poetas en el Ateneo, un distinguido foro por el
que han dejado huella algunos de los mejores autores líricos valencianos.
Celebrado
en el Salón Sorolla del Ateneo Mercantil, uno de los coliseos culturales más
señeros de la ciudad de Valencia, dicho ciclo es coordinado por Vicente Bosch,
presente en la mesa, y presentado por Vicente Barberá, poeta y compañero del
poeta invitado en el grupo literario El limonero de Homero.
A
partir de las 19 horas fue llegando el público, hay que destacar que el aforo
se llenó, algo que subraya la importancia de Blas Muñoz en el círculo poético
valenciano, ya que como viene siendo una costumbre, el mismo día y a la misma
hora, los actos literarios se solapan en Valencia.
Entre
el público, algunas de las personas más relevantes del panorama cultural
valenciano se dieron cita en lo que, más que una exposición de vida y obra del
poeta, se convirtió en un homenaje: Jaime Siles, Pedro J. de la Peña, Ricardo
Bellveser, Pedro José Moreno o Elena Torres, fueron algunos de los escritores
que acudieron al evento.
Quiero
hacer visible la extraordinaria labor de José Luis Vila Castañer, reconocido
fotógrafo valenciano, quien es el encargado de inmortalizar a través del
objetivo de su cámara estos cíclicos encuentros con poetas destacados.
Vicente
Bosch tomó la palabra para agradecer a Muñoz Pizarro su presencia en este
proyecto, además de manifestarle su admiración como reconocido poeta, y no
menos, mejor persona y amigo. Bosch subrayó el importante compromiso del poeta
con la entidad convocante, por lo que terminó su intervención poniendo en valor
no solo todo lo que Blas Muñoz ha dado al Ateneo Mercantil como persona, sino
también la aportación global del grupo al que pertenece, El limonero de Homero,
compuesto además por: María Teresa Espasa, Joaquín Riñón, Antonio Mayor y
Vicente Barberá; grupo literario que coordina el Aula I de Poesía del Ateneo.
Era de
prever que entre Vicente Barberá, como conductor del encuentro y buen limonero, y Blas Muñoz, surgiesen
confidencias y la química de una amistad unida por la poesía deparase momentos
de entrañable complicidad.
El
Proyecto Poetas en el Ateneo acostumbra a dividirse en tres partes: exposición
fotográfica, entrevista de Barberá al poeta invitado y ronda de preguntas del
público, todo esto alternado con la proyección de un vídeo y un breve recital a
cargo de poetas invitados.
Antes
de dar paso a la primera fotografía, Vicente Barberá recordó que por este ciclo
han pasado hasta once poetas de la talla de Antonio Cabrera, Jaime Siles,
Ricardo Bellveser, Sergio Arlandis, Guillermo Carnero, Vicente Gallego, Rafael
Soler, Francisca Aguirre, Pedro J. de la Peña, Juan María Calles o Carlos
Marzal. Con la presencia de Blas Muñoz se cierra un periodo que culminará en su
próxima entrega para dar paso al parón veraniego, siendo su pretensión reanudar
la actividad ya entrados en septiembre. Invitó a los presentes a hacerse con
uno de los dípticos sobre el poeta y su poesía que se ofrecían en la entrada al
recinto y explicó que estos encuentros pretenden, no solo conocer la labor
literaria del poeta convocado, sino también, y lo más importante, conocer un
poco más su dimensión humana.
Fotografías
Así
pues, dio comienzo el primer bloque. Apareció proyectada en la pantalla una
fotografía en blanco y negro donde una joven señorita, ataviada con un vestido
y un paraguas oscuros, sonríe a la cámara en mitad de unas vías de tren; el
poeta ilustró al público al contar que aquel paisaje era la estación de Aragón (1972)
y reveló que aquella mujer era Mercedes, a quien se dirige como Merche, su
esposa, presente entre el público, y sus palabras y sus ojos se llenaron de
luz. Con aquella pintura, el poeta rememoraba el drástico cambio que sufrió su
vida, ya que enamorarse supuso pasar del narcisismo del yo a la entrega sin condiciones,
lo que le llevó a escribir el poema “Consumación” y culminar así un poemario
que llevaba entre manos, se refería, por supuesto, a Naufragio de Narciso.
La
siguiente fotografía mostraba un autógrafo de Juan Gil-Albert, poeta admirado
por Blas, quien tras las periódicas visitas de un joven y prometedor poeta, tuvo
a bien, no solo dedicarle una de sus obras —Concierto
en «mi» menor. Homenaje a Marcel Proust (1974) —, sino a esbozar dentro del mismo autógrafo y en palabras de Muñoz
Pizarro: la primera crítica a su poesía.
De la
nostalgia y veneración de los que,
sin duda, son momentos cruciales e imborrables en la etapa de un poeta joven, pasamos
a la fotografía número tres, donde el reconocimiento del mundo literario y los
primeros pasos de un autor comienzan a hacerse realidad. En esta fotografía en
blanco y negro vemos a un Blas Muñoz muy joven y delgado, recogiendo el Premio Nacional
de Poesía José Antonio Torres en la ciudad de Tomelloso. Vestido de esmoquin y
pajarita, el autor comenta que justo detrás, se encontraba el poeta Antonio
Gala. A lo que añade que entre el jurado que lo premió se encontraban el poeta
Félix Grande, Eladio Cabañero y García Pavón. El pregonero de las fiestas ese
año fue Francisco Umbral y tuvo el privilegio de ser nombrado pregonero para el
año siguiente. Sin duda, un espaldarazo para alguien que todavía no había
cumplido treinta años y tenía mucho que decir.
El
poeta nicaragüense afincado en Valencia, Ricardo Llopesa, amigo de Blas Muñoz
desde finales de los años sesenta, es quien aparece en la siguiente fotografía.
Recordemos que Muñoz Pizarro tras publicar en 1981 Naufragio de Narciso, mantuvo un silencio editorial hasta el año
2007, momento en que finaliza La mirada
de Jano, que fue publicado en 2009 por el Ayuntamiento de Petrer. En este
nuevo momento crucial, fue Ricardo Llopesa quien le abrió las puertas de sus
tertulias literarias en Valencia, hecho que acabaría siendo decisivo para
desencadenar el éxito y repercusión de la etapa posterior del poeta.
No
podía faltar una instantánea sobre El limonero de Homero, sus cinco componentes
aparecen en la quinta fotografía, lo que aprovecha Blas para dar lectura a una
décima compuesta expresamente para ellos. Sobre este grupo hablaremos más
adelante, a colación de las preguntas que formulará Barberá.
Con
motivo de un viaje a Portugal, y aprovechando que este evento se celebró en el
aniversario de la «Revolución de los Claveles», en la siguiente fotografía
aparece el poeta posando frente a una librería con un ejemplar de Mensagem, el único libro de Pessoa
publicado en vida, hecho que lo llevó a improvisar “Rua do Carmo” un poema que
regalará posteriormente a sus compañeros de El limonero, y que lo llevará
también a reflexionar sobre el mismo hecho de la improvisación en su poesía: pocas veces sirve un poema escrito deprisa.
En la
séptima fotografía vemos al ya desaparecido poeta José Luis Parra, en un
instante del año 2011, en el también desaparecido Café Malvarrosa de Valencia.
Blas Muñoz recuerda ese momento con sentimientos encontrados, puesto que por un
lado, gracias al recital que allí ofreció consolidó su amistad con Juan Pablo
Zapater, Francisco Benedito y Víctor Segrelles, hoy editores de la revista
21veintiunversos y entonces gestores culturales de uno de los foros poéticos
más emblemáticos de Valencia. Y por otra parte, su amistad con Parra lo llevó a
encargarle la presentación de su libro La
herida de los días, pero poco después cayó enfermo y falleció. Por este
motivo el siguiente libro de Blas Muñoz, En
la desposesión, está dedicado emotivamente a José Luis Parra.
Con el
motivo de la obtención de otro premio literario, en este caso el Memorial Bruno
Alzola García (2011), en la siguiente fotografía vemos a Blas Muñoz en el que
sería su tercer encuentro con el maestro Antonio Gamoneda. El momento retratado
transcurre en Asturias, en el restaurante La Sauceda, propiedad de Ramón
Alzola. Este momento fue una ocasión para manifestar su admiración por el poeta
ovetense, así como la satisfacción por haber merecido un prestigioso premio a
un soneto clásico.
Sin
embargo, de los muchos reconocimientos que Blas Muñoz ha obtenido, El Premio de
la Crítica Literaria Valenciana que obtuvo en el año 2012 por su obra La herida de los días, es como él mismo
manifiesta: su más preciada distinción.
Por ello, la siguiente fotografía recuerda el instante en que Juan Luis Bedins,
presidente de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios, le
hace entrega del citado galardón.
A
continuación, y refiriéndose a una presentación en la Sociedad General de
Autores y Editores de Valencia (SGAE) de su libro En la desposesión, un libro por el que consiguió el premio Flor de
Jara de la Diputación de Cáceres, el poeta señaló a sus acompañantes aquel día,
y no eran otros que Mila Villanueva, presentadora y organizadora del acto a
través de Concilyarte, la asociación que preside; Ana Noguera, quien disertó
magníficamente sobre el libro y el poeta valenciano José Antonio Olmedo, quien
aquel día asistió a la presentación como parte del público y terminó
anecdóticamente tocando el piano en el escenario, debido a la ausencia de la
pianista anunciada.
La
siguiente fotografía, tomada por Guadalupe Grande, rememoró un encuentro en
Madrid, en casa de Francisca Aguirre, viuda de Félix Grande. Muñoz Pizarro
acudió a la capital acompañando a María Teresa Espasa, quien presentaba en
Madrid su libro Tanto y tanto silencio (2014)
y a ambos les acompañaba su buen amigo y también poeta, Ricardo Bellveser. Blas
recordó que mientras se celebraban en la capital los fastos por la coronación
de Felipe VI, todos ellos disfrutaron de una velada íntima e inolvidable.
Marta
Hazas, la popular actriz nacida en Santander y protagonista de series
televisivas como Velvet o El internado, acompaña a Blas Muñoz en
la penúltima fotografía. Tomada en diciembre de 2014 durante la gala de entrega
del Premio Laguna de Duero de Valladolid, galardón que obtuvo Blas y gala en la
que la actriz participó junto a Javier Veiga, esta instantánea sirvió para que
el poeta valorase a esa juventud que lucha, representada en la actriz, pues no
solo trabaja en cine y televisión, sino también en el especialmente exigente
teatro clásico.
Y para
terminar con la sección fotográfica, Blas comentó una instantánea en la que
aparecieron Sergio Arlandis, Gregorio Muelas, Mila Villanueva y José Antonio
Olmedo. De Sergio Arlandis comentó que escribió un excelente prólogo a su libro De la luz al olvido, un trabajo por el
que le está muy agradecido; añadió que Arlandis es uno de los grandes poetas de
su generación, además de investigador, por lo que anunció su próxima visita a
la Feria del Libro de Valencia en unos días, e invitó a los presentes a conocer
(In)verso, su último poemario. A
Gregorio Muelas, con quien comparte una buena amistad, se refirió como autor
del interesante libro de haikus La
soledad encendida, una publicación en coautoría con José Antonio Olmedo,
también presente, y a ambos incluyó también en su comentario sobre la nueva
revista de crítica y poesía, Crátera,
ya que son editores y críticos de la misma, deseándoles una larga y próspera
trayectoria en esta nueva etapa. De Mila Villanueva destacó su magnífica labor
al frente de Concilyarte, una de las asociaciones valencianas de mayor auge en
la actualidad, y alabó también las cualidades como escritora de la autora de Bajo la luna de Kislev. Y por último,
Muñoz Pizarro deseó al libro La flor de
la vida de José Antonio Olmedo, actualmente nominado a los Premios de la
Crítica Literaria Valenciana, la mejor de las suertes y un largo recorrido,
pues a su parecer es uno de los libros de poesía más interesantes que se han
publicado en Valencia durante el pasado año.
Entrevista y recital
Vicente
Barberá, en adelante (V.B.), confesó que su amistad con Blas Muñoz (B.M.) se
remonta diez años en el tiempo. La culpa de su primer encuentro fue de Joaquín
Riñón, ya que los invitó a ambos a la boda de su hija mayor. Aquel fue el
momento fundacional de El limonero de Homero, grupo literario con el que han
ofrecido más de cuarenta recitales, tanto en Valencia como por el resto de la
geografía española. Siguiendo con las palabras de Barberá, admitió que de Blas
admira muchas cosas, por ejemplo, su meticulosidad a la hora de trabajar los
poemas. Blas es un arquitecto del verso, perfecto conocedor del metro clásico,
en su poética abunda el verso medido y su escrupulosa y precisa armonía siempre
ha dado que hablar en los corrillos literarios. Por este motivo, Barberá contó
que expuso uno de sus poemas a Muñoz Pizarro, fue en el año 2007, y el poema en
concreto “El triunfo del amor”. Este gesto es una costumbre cotidiana entre los
miembros de El limonero, ya que su amistad y también la experiencia y
magisterio de sus componentes hacen posible que de unos a otros opinen de sus
obras con naturalidad, con la sana aspiración de aprender y perfeccionar sus
textos. El laudo de Blas no dejó indiferente a Vicente, ya que le escribió dos
folios de correcciones y recomendaciones demostrando lo que ya sabía: siempre se ha tomado la poesía muy en serio.
Barberá
siguió comentando con vehemencia que admira a Muñoz Pizarro por su capacidad
para interpretar el sentido de los poemas, su vocación docente unida a su
habilidad para desentrañar esa historia subterránea de los versos lo convierten
en un artista de lo formal, un excelente poeta, de mucho oficio, perfeccionista
y con dominio de la técnica, en definitiva: un maestro con mayúsculas.
V.B: —
¿Para ser un buen poeta es necesario el dominio de la técnica?
B.M:
—Sí. Es preciso practicarla hasta dominarla, como también es preciso el proceso
de corrección. Hay que escribir métrica sin contar los versos. Antonio Machado
decía: líbrate del verso cuando te
esclavice. El poema no debe forzarse.
(Pascual
Casañ recita el poema “De anaranjadas sombras” contenido en el poemario La mirada de Jano).
V.B: —
¿Por qué ahora no escribes poesía?
B.M: —Nunca
me obligo a escribirla. Tampoco sé por qué lo hago cuando la escribo.
V.B: —
¿Es verdad que sufres mientras escribes?
B.M:
—Sí, si el poema no es bueno. Si eres exigente con tu trabajo siempre hay una
insatisfacción al no estar seguro de dar al poema lo que este te pide.
Generalmente, el poema me revela su mensaje cuando lo termino.
V.B: —
¿Qué es la poesía para ti?
B.M: —Si
hablara como profesor, diría que es una transgresión, la separación del
significante y significado para crear esa grieta abierta en el signo (palabra,
poema, obra) una nueva significación. Pero sería insuficiente. La poesía no se
agota en ninguna definición, y menos aún si se pide brevedad. En el acto
poético, de escritura o de lectura, la realidad se muestra como una revelación
intensa por la que una inteligencia emocionada crece en conocimiento y en
comunicación. En otras palabras, es la palabra justa en el momento preciso con
una carga de emoción que no empañe el poema pero que actúe en el lector.
(Antonio
Mayor recita el poema número diez de “El paso de la luz” contenido en el libro De la luz al olvido).
V.B: —De
tus poetas preferidos cita tan solo cuatro, tres españoles y uno extranjero.
B.M: —Podría
decirte el nombre de 34 poetas. Pero te diré: Garcilaso, Góngora, Claudio
Rodríguez y Rilke.
(Recita
Joaquín Riñón el poema titulado “Como otras veces” incluido en el libro La mano pensativa).
V.B: —
¿Por qué elegiste el poema titulado “Si de mí hablo” para que aparezca en el
díptico?
B.M: —Porque
podría decirse que ese poema es como mi propia poética. Nunca sé lo que voy a
escribir, cuando escribo no sé a dónde voy. Es al final del poema, como he
dicho antes, que el poema se revela, excepto en los poemas de ocasión,
dedicados, o cosas así.
(Se
proyecta el vídeo realizado por Virgilio Fuero, en el que él mismo recita el
poema titulado “Im promptu” perteneciente al libro De la luz al olvido. Terminada la proyección, Fuero regala al poeta
el CD con la grabación del mismo).
V.B: — ¿Después
del Premio de la Crítica Literaria Valenciana qué otro premio de los que has
conseguido consideras más importante?
B.M: —Quizás
el Premio del Gobierno de Aragón que me fue entregado por el libro La herida de los días.
(Recita
Juan Ramón Barat el poema titulado “Insomnio” incluido en los pecios de la
antología De la luz al olvido).
V.B: —
Si El limonero de Homero no fuera perfecto ¿cómo podría serlo?
B.M: —Con
la interacción de todos ha mejorado con los años. Todos hemos mejorado. La
amistad permite decirse con sinceridad las imperfecciones del poema para
mejorar.
(Recita
Mar Busquets el poema titulado “Nana de tu ausencia”, perteneciente al libro El Limonero de Homero III).
Vicente
Barberá anuncia que El limonero de Homero ya prepara su cuarto libro conjunto y
da comienzo la ronda de preguntas rápidas.
V.B: —
¿Qué admiras de un poeta?
B.M:
—Autenticidad.
V.B: —
¿Qué te hubiese gustado ser además de poeta?
B.M:
—Lo que soy.
V.B:
—Algo que detestes.
B.M:
—El orgullo.
V.B: —
¿Dónde te gustaría vivir, que no sea Valencia?
B.M:
—En Cuenca.
V.B:
—Nombra un poeta vivo al que admires.
B.M:
—Francisco Brines.
V.B: —
¿Cerveza o vino?
B.M:
—Vino.
V.B: —
¿Pintura o poesía?
B.M:
—Poesía.
V.B: —
¿En qué te gustaría ser mejor?
B.M:
—Me gustaría ser mejor como padre, esposo y abuelo.
V.B:
—Cita un poema cuya lectura haya sido importante para ti.
B.M: —El
primero de Don de la ebriedad de
Claudio Rodríguez.
(Termina
la ronda de preguntas rápidas y Blas Muñoz lee algunos de sus poemas).
En primer
lugar, el poeta da lectura al poema
“Ella bajo la lluvia” de 1972, inspirado en la fotografía expuesta
anteriormente de su esposa Merche, cuando era joven, tomada en la estación de
tren de Aragón.
Seguidamente,
Muñoz Pizarro comenta que su amigo José Luis Parra le dedicó el poema “Cortes
de luz” en su último libro, un texto en el que se evocan los tiempos difíciles
de la posguerra. Razón por la cual, Blas Muñoz lee el poema citado y además el
poema “1950 (por ejemplo)”, perteneciente a su poemario La herida de los días y lo dedica y lee con tanto cariño hacia su
amigo que no puede evitar emocionarse.
Para
terminar sus lecturas, Blas recitó un soneto clásico titulado “La mano
pensativa” contenido en su libro de mismo nombre.
Ronda de preguntas del público
Juan
Ramón Barat: —Cuando te leo siento que se te entiende, pero con profundidad,
eres claro y profundo a la vez. ¿Defiendes claridad y profundidad en la poesía?
B.M: —Pienso
que a eso deberían responderte los lectores. Cambio de registro y es muy difícil
etiquetarme. En mi libro En la
desposesión hay algo de poesía hermética, pero la claridad o el hermetismo
vienen dados al autor. Pertenezco a la generación novísima por edad y en mis
inicios bebí de ellos, de su culturalismo.
Rafael
Pla López: — ¿Una buena poesía debe sorprender o sonar?
B.M: —La
sorpresa o la ruptura son relativas, a veces son mínimas, pero necesarias. Hay
que prescindir de tópicos, huir de lo trillado. Si suena mucho un poema, malo.
Hay que buscar siempre la voz propia.
Salvador
Garay: —Me sorprenden tus poetas favoritos.
¿Qué fue de aquel Blas amante de Rafael Alberti en sus comienzos?
B.M:
—He admirado a muchos, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Manuel Álvarez
Ortega, aunque he ido por etapas. He bebido de muchas fuentes y de Alberti bebí
cuando fui adolescente.
Ricardo
Bellveser: —En qué puede haber poesía no escrita supongo que todos estaremos de
acuerdo. Yo también abogo por la claridad en la poesía, las vanguardias
espantaron a mucho público de la poesía, tanto experimentar hizo que la mayoría
de personas no comprendiesen los poemas. Hay que recuperar la poesía-verdad.
B.M:
—Sin dejar de estar de acuerdo, pienso sin embargo que la poesía debe tirar del
lector, debe hacerlo crecer. En la ruptura, en la grieta está el poema. También
es necesario un punto de extrañeza para desarbolar las convenciones y empujar
al lector a terminar el poema.
(A
petición de Vicente Barberá una persona del público se presta voluntaria para
dar lectura al poema que figura en el díptico y con el que se clausurará el
evento).
Antes
de dar lectura al poema “Si de mí hablo”, el voluntario confiesa haberse
emocionado con lo expuesto en el acto.
Despedida
Vicente
Barberá agradece la presencia de todos los asistentes y cede la palabra a
Vicente Bosch, Directivo del Ateneo, que emplazó a los allí presentes a
interesarse por la próxima entrega de los premios literarios que organiza y
concede el Ateneo Mercantil de Valencia, una previsible fiesta de las letras
que tendrá lugar los días 10 y 11 de mayo. Por último, despidió el evento no
sin antes agradecer al público y a todos los participantes su presencia y
colaboración.
José
Antonio Olmedo López-Amor
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