AUSENCIA
… a lo absoluto se llega por la desposesión, por el
ascetismo, y hay que ir dejando quereres…
GONZALO
ROJAS
Entro en mi casa (que fue nuestra).
Sillas y armarios solos,
en cuya soledad
vieja como el silencio, me reciben.
en cuya soledad
vieja como el silencio, me reciben.
Parece que me hablen y no entiendo
su acento reposado.
Unos y otros me ven
no sé desde qué olvido.
no sé desde qué olvido.
Unas fotos encima de la cómoda,
enigma de impresencia,
enigma de impresencia,
y la cama vacía
que parece mirarme consternada
dejando un abandono
intenso de ternura.
que parece mirarme consternada
dejando un abandono
intenso de ternura.
Me asomo al mirador
y observo un atrevido mirlo.
Empieza a terminar la tarde
y pienso que la vida
se diluye a lo lejos.
y pienso que la vida
se diluye a lo lejos.
El calor que aún desprende nuestro hogar
con sus últimas brasas
se pierde entre las grietas del recuerdo.
con sus últimas brasas
se pierde entre las grietas del recuerdo.
¡Cuántos atardeceres contienen su ceniza!
Parece
que llamen a la puerta.
Me asomo al quicio.
Me asomo al quicio.
Un golpe de aire solitario
me saluda.
Con la luz de una vela
camino al lado de mi sombra.
camino al lado de mi sombra.
La soledad, mi piel, manchas en la pared,
mis sentidos despiertan.
mis sentidos despiertan.
¡Solo!
Hace tiempo que espero tu regreso.
(Después del amor, Olélibros, 2018)
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