viernes, 12 de mayo de 2017

FRANCISCO MORALES LOMAS EN POETAS EN EL ATENEO


FIN DE PRIMAVERA


Sólo era un hombre ante el ruido del mundo.
Mujer que acoge el brillo de los tiros.

Y luego el vacío que va creciendo
entre la arena como pasionaria.

El mundo estaba en calma y la casa
en silencio. Llegó la noche y Dios
no estaba para pulsar el laúd
de su música. Sólo el hombre en sombra.

Supimos ser perfectos con la muerte,
darle alas a la oscuridad y al aire.

Mujeres invisibles y hombres muertos.

Se despedía el mundo y su tumulto.
Sin la piedad que moldea el silbido
del odio. Y la tierra siendo piedra.

Sin cuerdas guitarras. Seres de manos
grandes para empuñar  la suciedad
de los acordes y su desaliento.

El mundo estaba en calma y la casa
en silencio, pero el hombre movió
las estrellas y el jardín con palomas
fue el vacilante búho de la noche.

*Los versos en cursiva son un préstamo
del poeta norteamericano Wallace Stevens.

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